6º/ NEW YORK DOLLS. LA REVOLUCIÓN DEL PINTALABIOS.


Demasiado y demasiado pronto! 'Too much to soon'. Jamás el título de un álbum fue tan acertado y tan profético! Las muñecas de Nueva York, The New York Dolls, se han de catalogar sin duda en el grupo de provocadores que, permaneciendo como fenómenos de culto, han dejado una huella indeleble en el dorado paraíso del rock. Siguiendo las huellas de las llamadas glitter-rock bands británicas, supieron exponerse a los dardos de la crítica especializada estadounidense, hostil al uso del maquillaje y el carmín. El glitter-rock, rebautizado en la actualidad como glam-rock, del inglés glamorous, constituyó una corriente musical que se inició en las posturas desprejuiciadas y provocadoras de una franja de músicos que jugaban con la ambigüedad, real o presunta, producida por los disfraces o por el uso kitsch de lentejuelas y maquillaje femenino unido aun sonido rock muy lineal, limpio y, generalmente, inclinado hacia las leyes de la comercialidad. Pioneros de esta corriente fueron, en Gran Bretaña, Rod Stewart, Elton John, Marc Balan y David Bowie, mientras que en Estados Unidos, a pesar de intentos más o menos logrados, The New York Dolls pueden señalarse como sus más atrevidos precursores. Nacidos en 1972, con una formación que contaba con el bajista Arthur Kane y el guitarrista Johnny Thunders, cuyo nombre real es John González, como elementos punteros, The New York Dolls de hecho ya existían antes de encontrar una estabilidad definitiva. Cuando el bateria Billy Murcia, el guitarrista Sylvain Sylvain, seudónimo de Sil Mizrahi, y el cantante David Johansen se unieron a Kane y Thunders, los Dolls se hallaban prestos a debutar. El primer concierto tuvo lugar en un antro, pero pronto tuvieron ocasión de actuaren el Max's Kansas City, local underground de Nueva York famoso por las exhibiciones de los últimos Velvet Underground. Su rock'n'roll esencial, inmediato, desprovisto de oropeles, tocado con potencia de hard rock y entregado a la glorificación del sexo y la diversión, les permitió convertirse, en el transcurso de pocos meses en el grupo más buscado en los circuitos de los pequeños clubs. La fama de banda "incómoda" les valió algunas invitaciones para actuar en Londres, como soporte de The Faces. The New York Dolls aprovecharon la ocasión para grabar, en octubre de 1972, algunas piezas en los Escape Studios de Kent. Dos semanas después, los cinco tocaban en Wembley, ante una audiencia inesperadamente amplia; los festejos en el Speakeasy, un club frecuentado por músicos, fueron fatales para Murcia. De vuelta a casa, ebrio de drogas y alcohol, tuvo la desgracia de ser socorrido por una amiga ocasional que no encontró mejor modo de confortarlo que atiborrarlo de café. Billy murió asfixiado. El grupo regresó inmediatamente a Nueva York y buscó un sustituto, que terminó por ser Jerry Nolan, que había tocado con Wayne Country, un transexual conocido en el ambiente "subterráneo" de Nueva York. Los reconstituidos Dolls tuvieron la suerte de encontrar un admirador incondicional: Paul Nelson, influyente funcionario de Mercury, quien convenció a la compañía discográfica para que les ofreciera un contrato. Un Todd Rundgren muy poco convencido fue contratado para producir el disco de debut, en un momento delicado para el rock mundial: los líderes del sector parecían estar en crisis y las nuevas propuestas carecían casi por completo de espíritu innovador; las grandes bandas de hadrock aparecerían poco tiempo después. The Dolls mostraron rápidamente su capacidad para catalizar la atención de los jóvenes; con 'Have you seen your mother, baby, standing in the shadow', rozaron casi la encarnación del descontento juvenil, todavía fresco por el movimiento de Woodstock. No mantenían posturas hippies precisamente; al contrario, eran un violento compendio de neurosis metropolitanas ('Subway'train', 'Trash') unido a crecientes señales de rabia adolescente ('Personality crisis', 'Vietnamese baby'). La música era un rock cortante, con evidentes reminiscencias y referencias a los Stones más violentos; tanto, que ni siquiera la producción de Rundgren, siempre demasido cuidadosa, pudo suavizarla. No eran sólo las dos guitarras solistas utilizadas toscamente en la sección rítmica las que hacían recordar a The Rolling Stones; el propio David Johansen parecía, a primera vista, el hijo degenerado de Mick Jagger, comenzando así aquella cadena de comparaciones en la que un parde años más tarde se verá involucrado también Steven Taylor, líder de Aerosmith, otra hipotética réplica de Jagger. Comparaciones aparte, el disco tuvo un buen éxito de ventas y entró en el Top Forty estadounidense. Las 100.000 copias vendidas fueron el trampolín de lanzamiento que condujo nuevamente a The New York Dolls a Europa; a fines de 1975 el grupo aparecía en la cubierta del británico Melody Maker. La enorme promoción publicitaria, que sólo un sello importante como Polygram podía garantizar, llevó a 'Jet boy', un single, al Top ten británico y japonés; la prensa especializada, sin embargo, no dejó de burlarse del aspecto descuidado de los cinco muchachos. El segundo álbum; 'Too muchtoo soon', cuyo título derivaba del libro y de la película protagonizada por una familia de actores de Hollywoód, los Barrymore, fue producido por Shadow Morton, el hombre que en los años 60 había estado acargo de The Shangri-Las, vieja pasión de Johansen. Pero el intento por parte de Morton de convertir a los Dolls en una banda de gran éxito terminó por decretar el fin de la misma: el sonido, ilógicamente limpio respecto al precedente, les hizo perder todala credibilidad punk que habían conquistado. Problemas de drogas y alcoholismo comenzaron a diezmar al grupo; Arthur Kane fue el primero en abandonar. Al borde de la disolución, The New York Dolls se jugaron el todo por el todo confiándose a un joven manager, un trepador lleno de vitalidad y, aparentemente, de buenas ideas. Malcolm McLaren, que se olió con notable anticipación el estallido de una nueva revuelta ideológica juvenil, decidió otorgar a los Dolls una imagen "proletaria". El público no aceptó ni esta nueva imagen ni la sensación de autodestrucción que se respiraban en su show; la Polygram los despidió al poco tiempo, y los Dolls se encontraron en serios apuros económicos. Mientras Johansen y Sylvain intentaban resucitar patéticamente el cadáver de The New York Dolls, Thunders y Nolan se trasladaron a Europa, vagando entre Gran Bretaña y Francia, donde los Dolls siempre habían tenido un público minoritario y especializado, pero fiel; su grupo, The Heartbreakers, tuvo una vida brevísima. Las cosas le fueron mejor a McLaren, quien había ensayado con los neoyorquinos la fórmula para los que al poco tiempo se convertirían en la réplica a los Dolls: The Sex Pistols. Cuando hoy se comparan las fotografías de Johansen, Thunders y los otros Dolls con los actuales heavies, los metalizados, se sienten deseos de sonreír; sin embargo, se puede asegurar que en relación a su época, The New York Dolls fueron verdaderos precursores de ese desbordante fenómeno que es el glam-metal. Una vez más, puede hablarse de una broma del destino: demasiado coraje y demasiado pronto. Quizás hoy The New York Dolls habrían recogido cien veces más sembrando cien veces menos. Quizás el dios del rock necesita la inmolación de algunos para el bien de otros. No se llevó a cabo el habitual saqueo de viejas cintas, como sucede demasiado a menudo en los casos de los grupos de culto; los irreductibles, no obstante, no deberían dejar de agregar a los dos únicos discos de la banda una cinta del pequeño sello independiente Roir, 'Lipstick killers', que no es más que una selección de aquellos famosos de 1972 a los que ya nos hemos referido, junto con 'Red patent leather', un disco en directo a cargo de otro sello independiente, Revenge Records.

El paso del glam al punk, no sé donde lo he leido, desde luego a los incipientes punkis se les caía la baba viendolos en directo. En New York la petaban y todos iban a verlos, Desde David Bowie a Richard Hell, o cualquiera de los Ramones. Eran caña, comprobadlo:

No sé pero a ver si veis como con estos va pasando de mick jagger a johnny rotten, no en vano aquí aparece otro personaje fundamental Malcolm McLaren, protagonista del siguiente bloque, así que os emplazo a él. Solo decir que fue manager de los Dolls y de los Pistols.

El amigo Malcolm, inglés, nos espera un espabilao de cuidao y unos de los cables que unen el punk neoyorquino con su evolucion en el Reino Unido. El mozo era de izquierdas, tanto como para vestir a los Dolls de rojo y con la bandera roja con hoz y martillo detrás, en actuaciones en EEUU, pero esta idea politica del rock no cuajaba en Nueva York, tan solo MC5 esgrimía esa bandera; a MC5 alguno los consideran punks pero caen mas bien en el campo del garaje. Ese politiqueo si que triunfaría en las tierras de su graciosa majestad desembocando en 'God Save The Queen' pero ya llegará. McLaren quería a unos Dolls en Londres y le salieron los Pistols. Pero hasta aqui todavía quedan muchas bandas y personajes.