Bienvenida a las Armas

Poemas 26-30


Pubis 

El Rey afónico en el discurso, 

o tartajoso, y la princesa 

en su torre de cosas robadas 

a los que agitan banderas, 

y hambre sin darse cuenta, 

y el des(quita)-gobierno 

de güisquería de ministros, 

remendando los siete 

pecados capitales y los otros, 

y la cena de Nochemala 

con el continente en forma 

de pubis depilándose

 y con consoladores europeos, 

sin pilas, por supuesto, 

y el gigante asiático con

 los ojos y la libertad rasgados, 

y el USA nos usa atragantado 

de burguers y chips en las estrellas 

de la Vía Láctea, todas 

en la bandera más limpia 

y de mejor color, y los padres

son los reyes, afónicos 

y tartajosos... y empezamos 

otra vez. 

(Feliz Plutocracia y larga vida al rey...).


Su placebo 

Me mira el pelotón y no es más que un espejo 

con mi rostro adormilado, con los ojos maquillados 

de su placebo, con mis costillas preñadas 

de mujeres que no sabré amar, con Dios de mi lado, 

con las armas obsoletas, encasquilladas como el paso 

del peregrino por el limbo y los prostíbulos a media 

luz, y los jinetes del Apocalipsis otra vez borrachos, 

y al final se olvidan todos de que existo, supongo, 

y el caso es que siempre quise ver a los señores 

listísimos con los bigotes de colores y las crestas punk 

ochenteras, y el nihilismo liderando los aullidos 

de las bandas, y a Nietzsche sonriendo, con las cejas 

menos de lobo feroz, la anarquía menos teñida 

de heroínas, la vida menos tendiendo a muerte, 

y los reagans y las thatchers menos maquillados 

de absoluto. Y Dios que curre un poco, 

¡por amor de ídem!... 


El ahora 

Nos adueñamos del ahora. 

En la celebración etílica 

amanecimos lunares en el cretense 

laberinto. Y el ahora fue futuro, 

con vestidos inciertos. Los cuchillos 

más largos, con su perenne siempre 

y el santo grial engrasado. Clones 

del pasado arengando a las ovejas, 

paraísos matarifes en la historia 

mil veces obviada. Despertar del ahora, 

lactante huérfano, dientecillo 

decapitado por la bota que silencia 

los pasos. 

Llegan los infinitivos a la cátedra televisiva. 

La ira se viste de seda. 


Censores 

Inventamos el artificio de la poesía 

recalcitrante y bastarda. Hicimos 

la mayor fiesta de "Fin de la Prosa" 

que el Amor y sus antónimos recuerden. 

Se quejaron la quietud y las reglas, 

algún político mesiánico que pasaba 

descolgado de algún verso, los que tienen 

papada de robar sueños, los indigentes 

que no entendían ser centro de adoración Beat, 

mi yo interior en día malo e impar; 

Dios no dijo nada...

 Nos cruzamos todos los besos 

que poesía haya dado, maquillamos 

de símiles todas las nubes y los amaneceres, 

las estrellas nunca fueron más metáfora 

y qué decir de la muerte y su mal aliento. 

Los hombres de saludos rancios 

criticaron, claro, pero no les cortamos 

los brazos, debían escribir paparruchas 

para arengar las barrigas patrias, 

y ahí acabó la fiesta. Vinieron 

en el éxtasis de los versos que hablan solos 

a llevarnos a donde las sinfonías 

son silenciadas por la sordidez 

inconmensurable, donde los barrotes 

son interlocutores válidos, donde 

la poesía se prostituye y muere 

de tifus o soledad marcial. Se permiten 

tambores de ritmo escueto, 

tan desnudos como los dientes 

de la crueldad y sus uñas sucias 

de pelar el amor en los libros. 

Se creyeron magos y eran el truco 

vil que asusta a los niños, no oscuridad 

de la buena, sino penumbra en calzones 

sucios y zurcidos. Lorca les hizo 

un corte de mangas. Lo mismo 

otros muchos, que eran poesía 

hasta cuando se volvían marciales 

y hombres de bien. 

Velaban por la Pureza; ésta se 

transformó en doncella enamorada 

de unos ojos cómplices... 


Real Decreto 

En la España del medioevo, 

donde lo marcial hace llover 

sobre inundaciones, el Creador 

viene de vacas y se queda a vivir 

por Real Decreto, el rey es el Padr(e)ino, 

y Felipe Sociología de bendición 

en los yates ganados a La Internacional.

 Aquí, todos somos monárquicos 

y de derechísimas ideas. 

La prostitución cultural, el oasis 

encocado en las pollas oligarcas,

 el escarmiento de la sarna altruista 

y perroflauta. Ahora a la Meca va un tren 

rápido y poderoso, 80 millones 

de rancio espejismo de sociolistos, 

populistas, reyes con la guillotina 

de sonrisa. 

La libertad y el libertinaje. 

La democracia y sus secuaces.