El Cabo Suelto de Dios

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- Llámalo como quieras, pero para mí es ladrón - finalizaba seguro de si David.

- ¿El profesor Tammick?, ¿Abdul Tammick? - preguntó Albert no tan sorprendido como cabía esperar de un compañero de trabajo.

- Sí 'Al', ayer cuando subía a recogerte para ir a comer me encontré con él en las escaleras, nos saludamos por cortesía pues no es de mi agrado. Si no me equivoco creo recordar que su despacho está al lado éste y su balcón enlaza con el tuyo; ayer mientras hablábamos y me contabas lo del libro teníamos abierto el balcón, recuerdo que lo abriste para ventilar el humo de los cigarrillos, conociendo a Tammick sé que muy bien pudo estar agazapado en su balcón escuchándonos, es más ayer en el proceso de traducción leímos algunas que otras frases en voz alta que él pudo escuchar. No sé por qué estaba aquí el sábado y le extrañaría que yo estuviera, sabes cómo es, me reconoció y se volvió, seguro que nos espiaba,

Los dos primeros terremotos se produjeron antes de coger el taxi para ir a buscarte, lo que me hace pensar que lo que escuchó fue alguna palabra leída por ti del libro directamente mientras lo repasabas por primera vez. Ya tenías el balcón abierto, luego tomó conciencia de lo que nos traíamos entre manos escuchándonos desde allí. No es difícil pasar del suyo al tuyo, a pesar de ser un tercer piso Tammick es capaz de subirse por las paredes por semejante hallazgo, ayer nos lo dejamos entreabierto sin darnos cuenta. Veo desde aquí que está encajado, ¿han tocado ustedes la puerta del balcón?, - preguntó dirigiéndose a Shalmed.

- El viejo negó con la cabeza, - estaba así, ya lo habíamos supuesto, - dijo complacido Shalmed por la explicación de David; les necesitaría.

- David prosiguió diligentemente - ayer nos fuimos a las dos de la mañana, entonces Tammick aprovechó para entrar y forzar el cajón de tu escritorio, conoce bien tu despacho, ha estado aquí mil veces; cuando esta mañana estos señores llegaron, el pájaro ya había volado con el libro, juraría que esto es lo que ha pasado según lo que tenemos y conociendo a nuestro amigo.

Inmediatamente uno de los hermanos salió por el balcón de Albert saltando al balcón de Tammick, se disponía a registrar el despacho vecino en busca de indicios de veracidad del relato de David, como explicó Shalmed ante las interrogantes miradas de los dos amigos.

- Vaya, David - exclamó asombrado Albert tras una pensante pausa - no conocía estas dotes detectivescas tuyas, pero si ha sido Tammick estamos ante un problema gordo.

Bueno Shalmed, como bien ha supuesto, va usted a necesitarnos. Tammick es un fundamentalista islámico no declarado; su especialidad es la arquitectura árabe en el mundo, no creo que sea capaz de traducir fiablemente el libro, quizás palabras o frases sueltas pero no coherentemente un texto completo, las páginas en latín o griego quizás; por ese lado sabemos que por él ya ha habido castigo; no dudo de su relato Shalmed y comprendo la gravedad del asunto.- Albert se explicaba convencido de la veracidad de las palabras que había escuchado de aquel hombre. - Tammick no tiene amigos en Tel-Aviv que yo conozca por lo que supongo que saldrá, si no ha salido ya, de la ciudad. Mi idea de su fundamentalismo islámico le hará pensar que tiene una poderosa arma contra la fe de occidente; como digo es un hombre solitario y de carácter sumamente reservado, sabe que le será difícil demostrar la veracidad del libro ante el Vaticano y la opinión pública, no creo que se sienta confiado en sus cortas posibilidades y recursos ante tal empresa, buscará ayuda y cobijo entre los suyos; a quien acuda debe pensar igual que él y tener suficiente peso dentro de la sociedad científica como para llamar la atención mundial sobre el libro, además de tener la posibilidad de realizar los análisis científicos pertinentes.

Tammick, a mi parecer, puede acudir a pedir ayuda y mostrar su hallazgo a dos sitios: Siria y Arabia Saudí, les cuento, en Siria el profesor Hammed Burkausi de la universidad de Siria, experto en lenguas y dialectos muertos, simpatizante con sus posturas radicales islámicas y conectado con ese mundo, a éste lo conozco bien y es conocido de Tammick también. En Arabia Saudí el profesor Thomas Johanson, sueco reconvertido al Islam y radicalizado en su odio a occidente, éste es más peligroso, la última vez que hablé con él fue en un congreso en Paris hace dos años y me pareció que su estado rozaba la locura; no me extrañaría nada que estuviera vinculado a algunas de las redes terroristas islámicas, es muy capaz de reconocer y traducir fielmente los escritos.

Insisto, llevo trabajando con Abdul seis años, lo conozco, es un radical; por este lado hemos tenido suerte, adora a estos dos elementos. Abdul sueña con trabajar con Hammed, me envidiaba por eso.

Bien, por no sembrar dudas, deben existir cientos de traductores; conozco a otras seis personas de renombre capaces de acometer la traducción con éxito; tres son americanos, los hermanos Bronwstones, un alemán, Keller, un japonés, Matsui y un español, el profesor Ortiz; pero a mi parecer no comparten la ideología de Tammick e incluso dudo de que éste conozca su existencia. Pudiera haber muchas más personas que serían capaces de traducir parte de los escritos, pero por los dialectos empleados por Jesús, creo que los conocería por los congresos que a nivel de universidades de todo el mundo se organizan periódicamente. Los que os he comentado son los profesores más significativos y reconocidos por la comunidad científica, del hecho de la ideología islámica de Tammick creo que deberían centrar sus esfuerzos en los dos primeros; puestos a elegir me decanto por Hammed Burkausi es presidente del Foro Islámico Rey de Siria. No creo equivocarme, Abdul adora a Burkausi y lo que tiene entre manos es perfecto para poder entrar en su círculo cercano, trabajar con él y salir de aquí. El Foro es una sociedad dedicada a la investigación de todo lo relacionado con el Islam, es una plataforma perfecta para dar a conocer los escritos.

- Lo cual sería catastrófico - terminó David - imagínense la multitud de muertes por tres personas, si se les ocurre leerlo ante quinientas...

- Sería el fin de la humanidad - sentenció Shalmed.