El Cabo Suelto de Dios
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Y se miraron de reojo, los dos amigos pensaron lo mismo. Lo había recitado de memoria. No se atrevían a preguntar, esperaban enterarse más adelante pero lo cierto es que aquel desconocido le brindaba su conocimiento; y éste no era el de cualquiera.
La espera se haría eterna, sumidos en el silencio todos pensaban y el despacho se hacía cada vez más pequeño. Unos pesaban en Tammick y el libro, los otros en estos.
Los hijos de Shalmed, Zeb y Zacarías, acababan de salir para Paris; hacía dos horas y media que Tammick habría llegado a la capital francesa.
- Tammick ha encontrado a Burkausi - dijo David señalando la pequeña televisión del despacho de Albert que se encontraba encendida y con el volumen apagado.
En ella se podía leer en subtítulos de las noticias: "devastador terremoto en Argelia y norte de Marruecos, se calculan por decenas de miles las víctimas del mismo, se calculó de proporción 6,8 en la escala Richter en el epicentro, los científicos desconcertados ante la ola de terremotos".
- Y Burkausi ha leído el libro - dijo amargamente Shalmed con voz ronca y ojos embutidos en lágrimas - todas estas muertes - decía murmurando abatido -, 'Dios se cobra con la muerte, la muerte es Dios'.
Albert y David lo observaban callados, no podían imaginar el dolor y frustración que embargaba a aquel hombre en ese momento, Theodor, el quinto y silencioso hijo lo sostenía por el brazo instándole a sentarse pues la noticia lo había cogido de pie y provocado un temblor de piernas que hacía presagiar su caída al suelo.
- Shalmed - dijo enérgicamente Albert - escuche, conozco bien a Hammed Burkausi, es egoísta, ambicioso y egocéntrico; lo conozco bien, estudiamos juntos en El Cairo, es un hombre sin escrúpulos; hace años nos concedieron una beca de investigación conjunta; hizo suyos los descubrimientos del equipo aprovechando mi ausencia por el funeral de mi padre.
No es de fiar, sus ideas políticas y religiosas se funde en su integrismo islámico; si no me equivoco dará a conocer el libro en su terreno, con su gente que le aclamará como a un héroe, se hará propietario del hallazgo y lo expondrá como un éxito suyo particular. Pobre Tammick si pensaba compartir algo con Hammed. El lugar propicio es el Foro Islámico Rey de Siria en Damasco, es su presidente y tiene el suficiente potencial mediático que el libro merece.
No creo que Burkausi comparta con nadie su secreto; volverá cuanto antes a Damasco, incluso antes de la llegada de sus hijos a Paris.
David conecta por Internet y averigua si puedes los vuelos Paris - Damasco y los de Tel-Aviv - Damasco, si tenemos suerte con los horarios quizás le interceptemos en el aeropuerto de Damasco aunque lo veo improbable; además estos aeropuertos están abarrotados, aun coincidiendo en él no veo probabilidad de encontrárnoslo, intentará pasar desapercibido. De todas formas nuestro destino inmediato es Damasco, estoy seguro; una vez allí localizaremos a Burkausi, no sabe que le perseguimos...
- No lo sabe pero se lo imaginará - dijo Shalmed - si entiende de la importancia de lo que lleva bajo el brazo. El viejo miraba al profesor y veía la mano de Dios en todo aquello, Albert y David se estaban convirtiendo en llaves para abrir las puertas que se le cerraban. - Gracias Albert, por su razonamiento intuyo que desean venir con nosotros y por su ayuda se lo pido, ¿vendrán ustedes, no?
- Aunque sea lo último que haga en mi vida - respondió Albert, que sentía al igual que David una asustada admiración por aquellos hombres y desde luego una devoción científica infinita por el motivo de la búsqueda. Estaban viviendo una aventura de cine pero una vez más la realidad superaba a la ficción.
- Llevas razón Albert, cada hora salen vuelos de Paris a Damasco. Nosotros estamos a siete horas de Damasco, él está a diez; pero nosotros lo más pronto que podremos embarcar es a las once de la noche con suerte, bueno ya no podemos dijo mirando la pantalla del ordenador-, se nos escapará - comunicó solemnemente David.
- No sabemos si volverá o no a Damasco, en caso positivo no sabemos cuándo lo hará; pudiera ser hoy o no, se nos escurre de las manos, existen muchas posibilidades... - lamentaba Shalmed. - ni siquiera estamos seguros de si han contactado, puede estar con otra persona...
- Será con Burkausi y lo harán en el Foro en Damasco, allí los esperaremos - dijo Albert intentando dar esperanzas a Shalmed.
De nuevo un silencio prolongado, roto sólo por el ruido de las teclas del ordenador que David no paraba de aporrear. Al rato, dos horas eternas.
- Albert, Shalmed, mirad esto - llamó a voz alzada David - es la página web del Foro Islámico de Burkausi, anuncian para el miércoles que viene la presentación en su salón de actos del hallazgo arqueológico más importante de la historia, a las diez de la mañana, pero bueno..., si dice hasta la hora.
- Ya os lo dije - dijo Albert con un brillo especial en los ojos - le ha faltado tiempo para dar orden de convocar la presentación, se ha convencido de la autenticidad del libro y no esperará a las pruebas científicas, es probable que lo dé a conocer para llamar la atención lo más pronto posible, dirá que algunas pruebas no irrefutables apuntan a tal..., que se están realizando las pruebas necesarias para asegurar..., en definitiva llamar la atención mundial sobre su persona y el libro lo antes posible y así cerrar la puerta a un posible rescate de los escritos. Quiere hacerlo suyo ante la opinión pública lo más pronto posible. No sé por qué pero pienso que Tammick ya no cuenta.
- Espera Albert - dijo con voz entrecortada David - tengo mi servicio de noticias en Internet activo, dice que científicos americanos constatan una subida alarmante de temperatura en Yellowstone. ¿Sabéis que significa?, Yellowstone es un parque natural estadounidense, es más grande que Palestina y es el mayor volcán del mundo, si entrara en erupción la cantidad de cenizas y polvo arrojados a la atmósfera sería tal que una absoluta oscuridad cubriría el planeta durante años, el tiempo suficiente para acabar con toda forma de vida sobre la Tierra.