El Cabo Suelto de Dios
15
Querían haber llegado antes pero no pudieron; Zeb y Zacarías llegaron a Paris sobre las nueve y media de la noche del domingo. No salieron del aeropuerto adquiriendo billetes para el primer vuelo a Damasco siguiendo las órdenes telepáticas de Shalmed; existían demasiadas opciones para la localización de Tammick y Burkausi, sin duda que ya no los encontrarían en las instalaciones del seminario y ni siquiera estaban seguros de encontrarlos en Paris, la única cosa cierta era hallarlos el miércoles siguiente en Damasco. Zeb y Zacarias pudieron salir esa misma noche, madrugada del lunes, para Damasco; el grupo de Tel-Aviv debería esperar al lunes por la tarde para ello ya que los vuelos relacionados con Paris eran muy numerosos y atendidos por infinidad de compañías mientras que los relacionados exclusivamente Tel-Aviv - Damasco estaban cubiertos por sólo unas pocas, esa era la razón por la que Tammick y los hermanos Hassbar pudieron volar tan fácilmente hasta Paris.
Albert no encontraba en el desarrollo del domingo tiempo para abordar a Shalmed de una forma más tranquila y relajada que las hasta ahora mostradas; la finalización de los acontecimientos de ese domingo se adentraron en la tarde sin salir del despacho, sin almorzar ni echar cuentas de ello; acordaron el descanso hasta el otro día pues Shalmed y sus hijos no habían dormido en dos días y esa noche podrían descansar; hasta ese momento, en todo instante podía haberse recuperado el libro. Ahora la situación no exigía acción sino la espera a salir para Damasco. Albert no quiso importunar a Shalmed y ya que los acompañaría en la búsqueda del manuscrito tendría ocasión más adelante de hacerle hablar acerca de Jesús, Tolomeo, el 'diario', Dios y sus intrigantes figuras; suponía que Shalmed en su estatus privilegiado de guardián de 'La Palabra del Hijo de Dios' sabría de su traducción completa, de otros libros que sin duda Tolomeo hubo de dejar en custodia, reflexiones sobre lo allí descrito, en fin, mil cosas que a las primeras de cambio podría dejar de saber si las circunstancias así lo decidían.
Shalmed y sus hijos se alojaron en un hotel cercano, Albert y David pasarían la noche en casa del primero comentando lo acontecido y maravillándose de verse inmersos en semejante aventura.
Acordaron que los dos amigos recogerían a los hombres del desierto en su hotel al mediodía y almorzarían juntos en el aeropuerto.
- Hammed Burkausi voló ayer por la noche a Damasco, viajó solo, quiero decir que Tammick no lo acompañaba - informó Shalmed a Albert y David ya solos entre la multitud del aeropuerto.
- ¿Cómo es posible que sepa usted eso, igual que cómo supieron ustedes el vuelo en el que Tammick había volado a Paris? - preguntó el inquieto David.
- Está relacionado con el tercer privilegio - explicaba Shalmed - las personas pueden vernos como alguien a quien conocen; mejor dicho en alguien que quieren ver, nuestra persona y ropas se trastocan en la mente de nuestro interlocutor haciéndole creer que somos alguien conocido por él. Debo reseñarle que nosotros no sabemos en quien podemos habernos convertido en esa mente, de ahí lo de "no seremos desconocidos"; un privilegio muy útil en estas circunstancias y que permitió a Zeb convertirse en un comandante piloto amigo de la empleada de Air Europa, así le fue fácil obtener la información sobre Tammick y su vuelo a Paris. Zeb ha empleado el mismo privilegio en Paris con todas las compañías que volaron durante el domingo a Damasco preguntando por Tammick y Burkausi, sus investigaciones localizaron a Hammed en el vuelo de Arab Line pero solo; de Abdul no hay noticias. Puede haberse quedado en Paris o dirigido a otro lugar...
- O puede que Hammed lo haya eliminado - dijo secamente Albert - conozco a Hammed Burkausi, ya estuvo mezclado en el asesinato de un colaborador suyo, salió indemne de esta acusación por falta de pruebas; seguro que Abdul no sabía nada de eso, y aunque lo supiera, idolatra a ese hombre, se pondría de su parte.
Es muy capaz de asesinar por la fama y prestigio que otorgan los descubrimientos de cualquier tipo; éste que nos traemos entre manos es de lejos increíble, ni en sus mejores sueños aparecería cosa similar al 'diario' de Jesús; no encontraremos a Hammed hasta el miércoles, si Tammick le ha hablado de mí es muy probable que suponga que yo pensaría en él como contacto de Tammick; con su anuncio en la página Web del Foro Islámico sabe que estaré alerta; no puedo probar que él robó el libro pues se encontraba en Paris, ni puedo probar su relación con Tammick; mi denuncia sin pruebas lo legitimará como propietario del 'diario'; al igual que su presentación, aunque esté envuelta en polémica, no olvidemos que estamos en su terreno, en su país y con su justicia. Se ocultará pues lo único que puede evitar sus planes es que le robemos el libro, si ha viajado con o sin Tammick no cambia esta situación; se ha deshecho de él, ocultándolo o matándolo, si pensamos que no es hombre de compartir prestigio, menos lo es de compartir dinero, así que me inclino por el asesinato de Tammick. Pero claro, es una suposición nada más; tampoco quiero afirmar que Hammed va por ahí matando a todo el que se encuentra por el camino.
- Sugiere que no podremos encontrar a Burkausi hasta el día de la presentación, hasta el momento de su lectura - cuestionaba Shalmed.
- Así es, se ocultará hasta pasado mañana, dedicará el tiempo a traducir lo que pueda - seguía exponiendo Albert - puede que el mismo día podamos interceptarlo antes de la entrada al edificio del Foro; de todos nosotros sólo yo conozco a Hammed y esto es un problema, reconocerlo cuando le veamos.
- Zeb y Zacarias localizaran la casa de Burkausi en cuanto lleguen, si no está allí dispondremos de alguna foto suya; de todas formas buscaran alguna pista para localizarlo, no podemos dejar resquicio alguno sin tratar.
Así fue, mientras ellos volaban hacia Damasco, Zeb y Zacarias habían llegado ya allí y se dirigieron al Foro Islámico en busca de Burkausi; en su defecto conseguir la dirección de éste no supuso ningún problema para ellos; el amable recepcionista reconoció en Zacarías al joven y apuesto ayudante de dirección.
En la visita a la casa encontraron numerosas fotos por las que todos tuvieron constancia del rostro de Burkausi; sin embargo daba la sensación de llevar un tiempo cerrada, Hammed no había pasado por allí en varios días. Zeb y Zacarias se encargaron de reservar tres habitaciones en un hotel cercano al Foro, allí se reunió el grupo al completo en la madrugada del martes, dormirían ese día para descansar del vuelo.
Al mediodía del martes paseaban por Damasco, sólo les interesaba un monumento, el Foro Islámico Rey de Siria o más concretamente donde estaba ubicado; una fortaleza de antaño restaurada para el Foro, donde se celebraban conferencias, exposiciones y toda clase de actos culturales. Una cosa llamaba la atención: sus paredes negras. Inspeccionaron todos los alrededores al milímetro, por separado y con mucho disimulo. No debían levantar sospechas.
Allí mismo trazaron el plan de espera de Hammed.
Volvieron al hotel cuando saciaron su curiosidad; Hassan y Zeb se quedaron vigilando el Foro en el primer turno de noche, luego los relevaría Theodor, y el último sería para Zacarías y Salim que ya no se acostarían.
Cenarían juntos en privado esa noche en la suite de Shalmed; el dinero parecía no ser problema en absoluto para aquellos hombres, pensaba David y así se lo cuchicheaba a Albert.
Comerían solos con el patriarca. Los hermanos dormían en sus habitaciones para afrontar las guardias. La cena encargada por éste en honor y agradecimiento por la ayuda que Albert y David les estaban prestando constaba en su base de cordero al vapor, verdura en ensaladas con frutos secos y dátiles. Era el momento esperado por los amigos para escuchar al viejo y compartir sus conocimientos.
- Supondrá que es usted una persona sumamente interesante para un historiador como yo - abría fuego la curiosidad de Albert - le agradecería que nos contara en más profundidad su teoría sobre Jesús, Dios, Tolomeo de Bari...
Shalmed le respondió sereno.
- Tiene razón, Albert, mientras usted esperaba un momento tranquilo para abordarme pensaba en la conveniencia de contarles algo de lo que pudiera arrepentirme; he de agradecer su ayuda prestada y la por venir, sabiendo que no podrán probar nada de lo que les cuente servirá para satisfacer su profesional curiosidad.
Comenzó a hablar pausadamente dando un trago pequeño al vaso de agua:
La corriente Toloméica No Mesiánica es considerada por nosotros como Luz Verdadera de la existencia de Dios; como pueden suponer Tolomeo de Bari fue una persona muy privilegiada, dotada de gran sentido común y sabiduría, sus privilegios comenzaron al tener como alumno a Jesús. Tolomeo era judío al igual que Jesús, creía en la venida del Mesías como rezan las Sagradas Escrituras de mano de sus profetas; cuando conoció a Jesús le causó una gran impresión, su figura se acompañaba de habladurías de las gentes sobre las circunstancias de su nacimiento, la vida de sus padres y los motivos de su establecimiento en Nazaret, comentarios que hicieron que Tolomeo mirara de forma especial al pequeño Jesús; de hecho, María, la madre de Jesús confesó a Tolomeo su concepción del Hijo de Dios mediante el Espíritu Santo, le contaba sus sueños y en él veía a Dios. Claro que según los escritos la salud mental de María dejaba mucho que desear, aunque es de entender que ser madre del Hijo de Dios puede acabar con la cordura de cualquiera.
La realidad es que conforme Tolomeo conocía mejor a Jesús, más le inquietaba la personalidad del muchacho, llegando según sus palabras a "asustarle de gozo", pasaba de la bondad infinita a una frialdad extrema dando muestra de una sobrenatural inteligencia, todo esto lo observaba Tolomeo y ajustaba a las Sagradas Escrituras pues como Dios, Jesús era capaz de ser infinitamente bondadoso y también infinitamente cruel.
Jesús, según ha podido usted entrever en su lectura, ofrecía bondad y generosidad basándose en el engaño y la farsa; el bien y el mal en la misma persona y mismo acto. Dios quiso al hacerse hombre ofrecer su parte bondadosa y complaciente, arrancar de su imagen las connotaciones de destrucción y masacre que se reflejan en las Escrituras y ofrecer el amor en la figura de su hijo; así el hombre hecho a su imagen y semejanza debería de complacer al bien y desterrar el mal pero Jesús, parido carnal, no estaba exento de la maldad intrínseca del hombre, del deseo y autonomía de su inteligencia; Jesús no actuó conforme a las premisas establecidas por Dios. Según Tolomeo por ello Dios se apartó del hombre abandonándolo a su suerte; conocía la versión de todas las partes estableciéndose poseedor de la Verdad y creando su propia corriente religiosa donde no se espera la venida de ningún Mesías. No se le podría denominar como corriente atea, más bien la creencia de que antaño el corazón del hombre cobijaba a Dios y éste es expulsado de allí por la inteligencia del hombre, la inteligencia que demostraba Jesús al planificar su vida y muerte.
- La existencia de Dios es probada por Tolomeo para bien o para mal - afirmaba Albert.-
- ¿Hoy estamos luchando contra Él, no? - cuestionaba Shalmed mirando a Albert de forma complaciente.
- Sí, así es - afirma preocupadamente Albert, en el que su ateísmo se balanceaba peligrosamente como un bolo antes de caer; todo hay que comprobarlo se decía. - Shalmed ¿las manchas del final del libro, es la sangre de Jesús?
- Sí - contestó bruscamente con semblante serio - Albert no se atrevió a seguir preguntado sobre ese tema en concreto esperando que fuera el propio Shalmed quien siguiera con su relato.
- Tolomeo de Bari, además de profesor, era historiador, teólogo y matemático, poseía grandes conocimientos de física y química y sobre todo maestro en las interpretaciones de los libros sagrados; todo ello puso en manos de Jesús el cual absorbía estos conocimientos con una facilidad pasmosa; sobre todo los estudios relacionados con la psicología de las personas, el estudio de la mente humana y sus reacciones ante los acontecimientos, la relación entre las personas y el comportamiento de las distintas sociedades. Jesús encontró en Tolomeo un proveedor de información insustituible en su primera etapa de educación a alto nivel, pasando bajo su amparo gran parte de su niñez, adolescencia y segunda juventud, estando, creemos, hasta la edad de veintiún años en contacto directo con Tolomeo; bajo la influencia de Tolomeo se inició aprendiz y terminaría él solo como maestro; esto forjó una gran amistad entre los dos y fruto de ésta, Tolomeo se convirtió en encubridor de Jesús y guardián de sus ideas. Desde pequeño le instó a escribir y expresarse correctamente, mas era su don para expresarse oralmente su cualidad más preciada, que unida a su inteligente y serena mirada conferían un aire casi divino a su estampa.
Todo esto que os cuento nos lo refiere Tolomeo en otro de nuestros libros sagrados y escrito por él mismo en el que nos relata su vida con Jesús, Tolomeo decide escribir "Verdad" cuando llega a la conclusión de que está ante una figura excepcional y el convencimiento de su valor histórico, a ello llega tras empezar a custodiar los escritos que Jesús le confiaba y que a la postre conforman su 'diario'.
Así, este otro libro sagrado para nosotros escrito por Tolomeo nos sirve de guía para una mejor comprensión del diario de Jesús, pues en él se nos relata de primera mano las intenciones de éste y como se fragua en su mente la idea de suplir ante su pueblo al ansiado Mesías por todos esperado.
Tolomeo sabía de sus intenciones y las supuso comenzadas cuando un extraño le hizo llegar un paquete con los escritos de Jesús hasta ese momento; habían pasado cinco años sin noticias de su alumno y de pronto recibe instrucción para la custodia del diario, su lectura sacó de dudas inmediatamente a Tolomeo que juzgó si no por loco a su autor, sí al menos de insensato. Para entonces Jesús contaba la edad de treinta años y cuando llegaron a oídos de Tolomeo las primeras muestras de sus actos decidió salir en su busca y de una manera u otra convencerle en abandonar su descabellada empresa, pues no cabía otro fin que el de su muerte si a bien quisiera llevarla.
Tuvieron dos contactos antes de su muerte, el primero fue una visita realizada por Tolomeo al campamento de Jesús, movido por la inquietud y el desasosiego convivió con ellos muchos días; el segundo fue el día de su prendimiento por los romanos, viviría el calvario de Jesús a su lado.
Fue en este segundo encuentro donde Jesús entregó a Tolomeo la última página de su diario, las manchas a que hacías referencia son gotas de sangre de Jesús pues escribió este último pasaje en el huerto de Getsemaní y como refiere San Lucas sudó sangre, dos de estas gotas debieron caer en el papel mientras escribía. En el primer encuentro Jesús confió a Tolomeo algunas de las farsas empleadas para hacerlas pasar por milagros. Jesús no quería dejar nada al azar. Nada hubiera sido posible sin la complicidad de sus discípulos, así se les llamaba y según Tolomeo en principio no eran gentes de mucho fiar y gracias al dinero, se aseguraba su fidelidad. Así, por ejemplo, se encargaban del reclutamiento de falsos tullidos y ciegos antes de la llegada de Jesús a cualquier aldea o concentración; pues muchos de ellos y por necesidad vital se ganaban la vida pasándose por tales y viviendo de las limosnas recibidas, al verse descubiertos por los hombres de Jesús y ante el miedo a ser denunciados, entraban en el juego propuesto, cerrando luego sus bocas con dinero.
Seguidamente cerró los ojos y como hablando de memoria dijo:
'Fue hace años excitante, qué manera de tragar saliva la de aquellos viejos del templo, ahí estaban ellos ante un muchacho y sin posibilidad alguna de salir victoriosos en el dialecto; los que escuchaban permanecían con la boca abierta, incrédulos, fue más fácil de lo que esperaba.
He de volver a intentarlo pero a lo grande, prepararé trucos para los más decididos, razonamientos para los inteligentes; actuar con pose espiritual mirando a todos como si les perdonara la vida, el papel de Hijo de Dios es el de 'perdonavidas'. Milagros ha de haber, trucos en los que precisaré de ayuda para su realización, gentes sin preguntas, sencillas y maleables, éstos son los primeros a los que he de seducir; en el fracaso de mi juego como mucho me tomaran por un loco digno de lástima. Animaré sus tristes vidas con lo que más desean, la venida del Mesías de esperada es creída, no necesitaré de mucho ingenio para hacerles creer ciegamente que yo soy el Hijo de Dios, el Esperado; éste debe ser presentado como hombre y no como un muchacho, tengo tiempo y lo aprovecharé en la planificación del engaño, seguiré en mis estudios pues de éstos sacaré la base necesaria para realización de mi plan. Ahora que pienso seriamente en hacerme pasar por el Mesías creo mi deber dejar escrita la verdad de mi historia como documentación de mi experimento social.'
Palabra del Hijo de Dios'.
Los tres callaron, los amigos se miraban de reojo. Quisieron hablar pero fue Shalmed quien empezó de nuevo.
'No es tan gratificante como suponía, hoy he estado en casa de Lázaro y lo hice volver a la vida, la gente me miraba asustada, perpleja ante el poder de Dios, el poder de la vida y que gracias a la inestimable colaboración de mi amigo Lázaro se me otorga públicamente hoy. Ya le comenté mi estrategia a Lázaro en mi primera visita, es rico y como rico, avaro; mis hombre recaudan mucho dinero, el negocio prospera y las gentes creen en mí tanto como para pagar por ello, se está convirtiendo en algo lucrativo, qué mejor que invertir este dinero para que tengan otra escena de su obra preferida. Todos deberíamos ser felices, tenemos lo que queremos, la debilidad del hombre que demuestro me entristece. El hombre se apoya en su hipocresía, gusta que le hablen de amor, fe y paz respondiendo con violencia, odio y rencor. El hombre en su infancia, donde desconociendo la diferencia entre el bien y el mal, actúa con egoísmo y violencia. Se auto engaña con superficialidades como acudir a escucharme y con ello demuestra su egoísmo, el miedo a su muerte les mueve y buscan su solución particular; yo mismo me estremezco cuando pienso en el final de esto.'
Palabra del Hijo de Dios.'
Tras una leve pausa prosiguió:
'Ha empezado lo propuesto y por ello decido buscarle y hablarle. La tarde marcaba un sol rojo precipitándose sobre las montañas del horizonte, en el campamento cercano al río surge el fuego en tres hogueras formando un triángulo, encienden las llamas en la noche bajo cobijo de estrellas como furtivos en huida. Jesús y sus hombres se encuentran allí, también hay mujeres. Me acerco y uno de ellos me para interrogándome a través de su lanza, me presenté como el Maestro del Maestro, mis ropas y sin armas. Me sentaron al lado de una de las hogueras, todo eran sombras de aquí para allá, risas salían de alguna tienda, risas de mujer.
- ¿Quién eres?- preguntó aquel hombre de tez oscura y áspera.
- ¿Quién eres tú? - respondí.
- ¡Aquí pregunto yo!
- Busco a Jesús, soy Tolomeo de Bari su maestro y mentor.
- ¡¡Tolomeo de Bari!! - repitió con una risotada, yo soy Santiago, bienvenido, Jesús nos ha hablado mucho de ti a Pedro y a mí, no sé por qué razón pero nos aparta del resto para hablarnos de ti.
Aquel hombre en su simplicidad me descubría un acto de confabulación donde se incluía mi persona.
-¿Dónde está Jesús?
- No ha llegado aún, no tardará, está con Pedro y Mateo negociando con unos pastores, no tardará.
Me ofreció comida y bebida que agradecí tras la gran distancia recorrida en la jornada de aquel día. En ese momento vi aparecer en la penumbra dos figuras altas, una más ancha que la otra, sin embargo la estrecha llevaba el pelo largo, Jesús se había dejado crecer el pelo en estos cinco años. Santiago se acercó a ellas y Jesús se dirigió hacia mí, me levanté y nos abrazamos con grandes muestras de alegría por ambas partes.
- ¿Jesús qué estás haciendo? - no esperé más.
- Has venido hasta aquí para reprenderme ¿no?- dijo entre risas - ven comamos, tengo hambre.
Nos apartamos del grupo, su rostro marcó amargura desde el momento en que nos separamos de sus hombres.
- Te escucho - dije.
- Amor, eso es lo que ofrezco con mis palabras, el amor infinito que cobija el hombre y que debe enterrar la violencia innata de la carne, eso es lo que debe ofrecer cualquier Dios; tú me has enseñado el valor de la inteligencia en el hombre, es su arma ante los demás animales, si siendo como soy y decía mi madre hijo de Espíritu Santo, soy hombre y mi arma es la inteligencia que proclama su superior estatus ante las religiones, judía o romana. El verdadero triunfo de la inteligencia se verá cuando sepa engañar a la fe. Y curiosamente es la incultura del pueblo la que coronará la inteligencia del hombre. Eso y su miedo atroz a la muerte, miedo provocado por el reconocimiento de la muerte como el fin y al cual se llega gracias a la inteligencia que posee. El animal huye por instinto el hombre huye por conocimiento.
- ¿Mesías? - pregunté.
- Es el desafío mayor donde se unen fe e inteligencia, burlar a Dios con razonamientos. Dios es para el pueblo y éste no cree sino en hechos, la fe hay que ganarla y los hechos, hechos son, vengan de donde vengan. El grosor de estos hechos lo marca el nivel intelectual de quien los juzga, los más escépticos quedaran perplejos ante una resurrección bien hecha, los menos ante la cura de un falso cojo. ¿Es engaño o quieren ser engañados? Es malo dar algo a quien lo pide. Si piden no morir jamás, pues concedido. Sé a lo que vienes. Aunque contigo no es necesario el uso de parábolas el pueblo, que en realidad es el que sustenta la fe, es de tan bajo entendimiento que debo andar contando cuentos para que comprendan lo que quiero decirles.
- ¿Nadie te reconoce falso?
- Claro, a los que molesto; aunque mis enseñanzas son las mismas que en gran parte de las Sagradas Escrituras, salvo, claro está, connotaciones mías que observo necesarias como el absurdo respeto por el sábado; el resto son producto de mezclar amor y lógica.
- El resultado es gente engañada - le dije.
- No si muero por lo que predico, está escrito. Ya que estás aquí te quedarás, mira y observa lo que quieras, daré instrucciones para que estés atendido. Debes dejar constancia, no confío en nadie más que en ti y tu buen juicio, en algún lugar se guardará la verdad.
Vi a un hombre aburrido de vivir y no al alegre muchacho inquieto por saber, quizás su tiempo le sobrevino demasiado pronto, esto le volvió loco. Es locura y falta de razón en el entendimiento, en el exceso de entendimiento; demasiado inteligente para su tiempo.
Es palabra de Tolomeo.
Seguidamente se levantó y sin más dio por concluida la velada; el día siguiente no era un día normal.