El Cabo Suelto de Dios

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Rápido se les pasó, había transcurrido el sábado entero y los dos profesores seguían en la traducción del libro, éste se había convertido en un imán para sus cabezas; a veces David se apartaba y con la taza de café en la mano profería palabras inconexas hacia las estanterías; otras veces se echaba las manos a la cabeza, cada vez estaba más convencido de la veracidad de los escritos; aunque, a veces, la balanza cae del lado de la pasión cuando se mide directamente con la objetividad. Le delataban comentarios como: 'mira, las líneas pierden su horizontal, esto lo escribió Jesús echado sobre su lado izquierdo, seguramente estaba en el campo' - dando por sentado que aquellos eran manuscritos del Hijo de Dios, otras veces advertía con los ojos fuera de sus órbitas: 'Albert esto es una bomba, una bomba, no nos creerán nunca, lo oyes, ¡nunca!, aunque el mismísimo Jesucristo esté a nuestro lado con las palmas de las manos ensangrentadas cuando lo expongamos'.

El único momento en que el profesor de la universidad de Tel-Aviv levantó la cabeza del libro en toda la tarde fue cuando David le insistió:

- 'Al', escucha esto, mira lo que dice aquí el libro "Judaísmo e Historia"; Tolomeo fue fundador de algo así como una secta judía separatista, los Tolomeistas No Mesiánicos, no creían en la posibilidad de la llegada del Mesías, no admitían a ningún Mesías futuro y su fe se basaba en las antiguas escrituras y escritos modernos, algo que llamaban el Saber del Hijo; se me ocurre que Jesús mandara estos escritos a Tolomeo conforme los escribía o cada cierto tiempo, éste se encargó de su custodia y ordenación y muy probablemente de su encuadernación posterior.

- Sí, ya lo he pensado, por lo traducido se deduce que confiaba mucho en él; sobre Tolomeo no existe mucha información y no sabemos si éste hizo alguna referencia pública de los escritos: la corriente Toloméica era una secta secreta y como tal cerrada al exterior, posiblemente tuvieran algún códice, o algo, escrito por el propio Tolomeo que les sirviera de guía; si es así éste no se ha hallado y sobre Tolomeo de Bari sólo se encuentran menciones en escritos de contemporáneos suyos como el filósofo Icsta Draim de Hebrón y alguno más que no recuerdo, aunque es más conocido por su referencia en las citas romanas de Poncio Pilatos que lo reconoce como un gran maestro. Estoy de acuerdo contigo en que Jesús enviaba estos escritos a Tolomeo, quizás alguno de ellos incluso los escribiera delante suyo; como estamos viendo Jesús era un superdotado, algo así como un Newton o Einstein del aquel tiempo o puede que más inteligente, memorizaba los libros sin ningún problema, estoy seguro que los mismos escritos nos aclararán este punto.

Albert volvió a bajar la cabeza, a mirar palabras con su dedo, a escribir y abrir libros mandando a su amigo a por otros. Así hasta pasadas las dos de la madrugada.

- 'Al', son las dos de la mañana, tengo las mismas ganas que tú de ver traducido el libro pero debemos dormir, mañana a las ocho continuaremos - casi rogaba David.

- No tengo sueño.

- No se trata de tener sueño o no, se trata de descansar, se rinde más descansado que atiborrado de café, además las dos semanas de trabajo no nos las quita nadie - aleccionaba su amigo.

- Está bien, también estoy cansado - dijo estirando los brazos.

- Hoy me quedo en tu casa, venga guarda ya el libro.

Albert no tenía caja fuerte en su despacho, así que guardó el manuscrito en un cajón de la mesa que se podía cerrar con llave, guardándose ésta. Descartaron pasear el libro a esas horas por Tel-Aviv, nunca se sabe. Aquí estaría más seguro, sólo Joseph, el dueño, podría suponer que estaba allí y éste no conocía la naturaleza del mismo pues suponía que era otra de las innumerables antiguallas que caían en sus manos.

- Mañana hemos de localizar a Joseph, debemos saber exactamente como ha conseguido el libro; es muy raro, es demasiado importante como para que haya caído en manos de un mediocre anticuario así como así - comentó Albert.

- Sí, vamos - dijo David cerrando la puerta del despacho con llave la cual llevó consigo, la seguridad del libro estaba presente en las cabezas de los dos amigos.