La Fábrika de Utopías - Capítulo 13


Era sábado, el último día del festival. El interés de Manu y Pablo era ver a Arpaviejas. Se presentaba otro día apasionante, otro día para aprender. La noche antes, la furgoneta verde se había quedado sin batería. A esa hora, Pablo, Pedrojo y el 'Greñas' estaban 'hasta las cejas' y sumando. Los cables de batería que tenían eran cortos, no llegaban desde ninguna de las otras furgonetas y de darles la vuelta ni hablar. Así que acudieron a los vecinos acampados a su vera. Eran de Calatayud y no pusieron pega alguna para ayudar a arrancarla. La mantuvo encendida un buen rato, cargaría pero ya no cantaría más. A partir de ahora la música la ponía Pedrojo. Y empezó poniendo a Los Chichos. Y para sorpresa de Pablo y Manu, todo el mundo empezó a pegar palmas y cantar las canciones; alguno, como Pedrojo, con las venas del cuello hinchadas.

'Me llaman el loco de la calle donde vivo

Porque no me importa lo que hagan los demás

Yo vivo mi vida para poder disfrutar

De la salud... la libertad

Porque hay personas que no tienen dignidad

Ni saben lo que es el amor

E ignoran lo que es la verdad'

Alguien diría 'esto es puro punk' y fue contestado con 'ya te digo... y no son pocos los grupos 'punkarras' de ahora que hacen versiones de los 'lolailos' de los ochenta'.

Animó a los ya animados, y despertó a los desanimados. Los que todavía eran reacios a beber alcohol, lo hicieron y los que ya estaban puestos se pusieron más al grito de 'Soy Como El Sol, Salgo y Me Pongo'.

Todos reían y se contaban anécdotas; 'Kaliandra', la perra de Tania jugaba con la pequeña lluvia artificial, la goma de agua aguantaba otro día; el puesto vendía lo invendible, esta vez al frente de ellos estaban Mar y Tania. Al 'Greñas' le faltaron parches que él mismo pintaba. Las gentes lo recorrían todo, los días no hacían mella, se veía y escuchaba de todo.

- ¡TRIPI!... ¡TRIPI!... ¡TRIPI! -se oía a alguien gritar.

- O alguien busca o alguien vende - dijo Lula.

- Un 'tripi' ahora... - proponía Pedrojo, al tiempo que el autor de los gritos asomaba por la entrada, parado junto al puesto decía:

- Habéis visto a un perro chico, negro, se llama 'Tripi'.

Todos arrancaron en carcajadas a la vez.

- Gasta cuidado... que Pedrojo se lo come - decía Mar con lágrimas en los ojos.

El chaval no insistió viendo el cuadro, ocho personas partiéndose de risa y Los Chichos sonando en la furgoneta de un punki, que no le hubiera puesto el nombre de guerra del ácido alucinógeno al perro.

- Si lo vemos te avisamos - le decía Mar.

- Vale.

Y siguió su camino. Durante un brevísimo espacio de tiempo, todos callaron, alguno aprovechaba para beber...

- ¿Cómo lo vas a avisar?... con señales de humo... - se le ocurría a Pablo, provocando otra vez la risa.

- Sí... el del porro.

Todos disfrutaban el momento. Era el último día y debía pasar un año para volver. Pedrojo aprovechó un reparto de 'speed' para cambiar a Arpaviejas.

'Me buscarás

Gritando en las puertas del infierno

Me encontrarás

Dime cuando, en mi peor momento

Eché a llorar

Metiendo la mano en su recuerdo'

- Hoy tocan, de puta madre... - decía Manu.

- Eso no debe perderse - ordenaba Pedrojo.

- Pues yo voy a pasar de entrar - decía Pablo - prefiero quedarme aquí.

- Venga ya... - amonestaba Manu.

- Que estoy hecho polvo, si todavía no he dormido, y faltan cinco horas, a las ocho ¿no? y tengo un 'ziego'...

- ¿Y voy a entrar yo solo? - decía Manu mirando a Mar.

- La pulsera se me cayó, no estaba tan bien sujeta con la tubería... y no tengo más tela de esta textura y color... decía entristecida.

- Pssshhhh, a lo Pedrojo... no passsa nada... - decía Pablo levantándose con dificultad del cojín donde se sentaba en el suelo.

Visiblemente 'colocado' estiró los brazos; la pulsera la llevaba en la muñeca izquierda. Con ayuda de la mano derecha descolocó el dedo pulgar y meñique izquierdo, lo que provocó un desagradable chasquido. Luego se sacó la pulsera sin dificultad alguna.

- Toma, a ti te entra seguro, tú tienes la mano más pequeña.

Manu lo había visto muchas veces crujiéndose los dedos, sobre todo tocando la guitarra, pero nunca lo había visto hacer eso. Todos flipaban y se reían. Con las mismas se los volvió a colocar.

- 'Pa' cagarse - reía Pedrojo.

- ¡Joder! Tío, pareces vasco - decía Lula.

- Desde pequeño puedo hacerlo, se me estiran los tendones más de la cuenta, cosa de ligamentos hiper-elásticos o algo así - explicaba Pablo.

- Eso para la guitarra tiene que ser hasta bueno - intuía el 'Greñas'.

- Esto para la guitarra es de puta madre; no te digo... desde pequeño...

- Esta gente no te ha escuchado tocar, Pablo - ofrecía Manu pensando en que sus nuevos amigos, no sabían que Pablo tocaba la guitarra casi como el mismísimo Paco de Lucía.

- Estoy muy 'ziego'...

- En peores te he visto - insistía Manu.

- No creo - negaba Pablo con la cabeza incluida - ¿Dónde está mi guitarra?

En un momento la tenía entre las manos, por la forma de coger la guitarra, con el mástil hacia arriba, todos pensaron 'éste sabe'; mientras la afinaba, los demás refrescaban el gaznate con lo que más a mano tenían. Mar se hacía un porro, sabedora de que en un momento, eso era lo que pegaría.

- 'Almoraima'. - dijo Pablo.

Y empezó a rasgar sobre las cuerdas el acelerado ritmo y sus dedos comenzaron a bailar sobre el mástil de madera, pellizcando las cuerdas a velocidad de vértigo, todos callaban y miraban con la boca abierta. Las manos de Pablo eran un espectáculo; pronto empezaron a acompañarle con palmas sordas, todo el que pasaba se paraba; en un momento había más de veinte personas intentando atisbar de donde procedía ese endiablado ritmo, al instante eran treinta. Era en directo, no cabía duda, 'allí había una persona tocando la guitarra y era un maestro', pensaban. Pablo no fallaba ni una nota, es más, nunca se había sentido tan bien tocando. Cuando pellizcó la última nota, gotas de sudor caían de la punta de su nariz.

Todo el mundo aplaudía y vitoreaba, al grito de '¡otra, otra!', esta vez no la presentó, todo el mundo la conocería, sonaba 'Entre Dos Aguas' como si allí estuviera Paco de Lucía, sentado a cuarenta grados a la sombra, rodeado de punkis. Inmediatamente había un 'rasta' con unos enormes bongos acompañándolo perfectamente. El que sabía, palmeaba sordo. Y todos escuchaban y se movían a su ritmo.

Terminó y saludó con una sentida reverencia, todos aplaudían frenéticos. La gran mayoría continuó su camino y alguno que otro aprovechó para comprarse una pulsera de pinchos. Unas chicas de la edad de Pablo se habían quedado mirando en el puesto y de paso, a él también.

- Vaya tela... - alababa el 'Greñas'.

- 'Picha'... que hoy ligas - animaba Pedrojo.

- ¿Cómo era?...ah sí... 'Too drunk to fuck', demasiado borracho para follar - aligeraba Pablo que llevaba con el par de punkis, desde las nueve de la mañana sin parar de beber y de meterse 'speed'.

- Estamos... que cada cosa tiene su losa - espetaba Pedrojo

- ¿Qué dices?... - le increpaba el 'Greñas'.

- Yo qué sé.

Faltaba una hora para el concierto de Arpaviejas, aunque el día traía a decenas de bandas, en su pensamiento estaba ir de tranquilo y ver al grupo de Barcelona, y los demás, a verlos venir. Mar no tuvo dificultad en colocarse la pulsera de Pablo, entraría de lo más tranquila. Eran las siete y en el interior del recinto, justo al pasar de la entrada, ya había guardias civiles, de allí no pasaban pero no gustaba.

Como ellos, pensaban cientos de los que habían acudido, el concierto era en el escenario pequeño, hecho que alegraba a la pareja, 'a esta gente hay que verlos en una sala' decía Mar; y allí se recreaba bastante bien el ambiente de una sala de conciertos. Llegaron a la cancha de baloncesto y directamente adquirieron los tickets para beber algo a través de un pequeño ventanuco, a un paso estaba la barra, ocupando toda la parte derecha de la cancha, el final de ésta se encontraba un pequeño espacio para que los grupos vendieran sus discos y camisetas. Éste conectaba con el escenario, que cruzaba hasta el lateral izquierdo, todo él ocupado por la pequeña grada de hormigón. Hacia ella se dirigieron después de adquirir un litro de calimocho por cinco euros, no tenían ganas de empujones, el día anterior fue duro... además, estaban solos y realmente parecían 'novios', de la mano o agarrados por la cintura, así iban.

Lograron encajar en la tercera y última fila de hormigón que conformaba la grada, relativamente cerca, desde todos lados se veía perfectamente; tras ellos, la grada descendía conformando otra grada, la de la pista contigua que estaba inutilizada. A esta grada fantasma le llamaban el 'drogódromo'. Alguno lo denominó el 'Psiquiátrico Spizofrénico'.

Aquello estaba bastante lleno por la gente que había asistido al concierto anterior, en un momento no se cabía. La expectación era enorme.

Y no defraudaron, su punk rock potente hizo estragos, la carismática voz del cantante, apoyada por dos guitarras, bajo y batería haría que todos cantaran al unísono. Cada tema del repertorio era coreado, las melodías en la voz rasgada tenían más potencia. Mar, que los había visto en una sala de Barcelona, le decía a Manu: 'porque está el foso, si no, tienen que empezar las canciones dos veces, la gente se sube y en cada micro se agarran tres o cuatro cantado la canción, esta peña son increíbles', mientras sonaba

'Y ahora me importa una mierda

Si he llegado o me he rendido

O si me he 'parao' mil años

'pa' beber junto a los míos

Y ahora me importa una mierda

El saber que he defraudado

El saber que nunca he dado

Lo que de mí se ha esperado

Y ahora me importa una mierda...'

Antes de que se acelerara el ritmo y todos enloquecieran,

Y ahora me importa una mierda

Porque vivo a mi manera

Y la gente me critica

Porque no tengo bandera

Y ahora me importa una mierda

El saber que me he perdido

Entre montañas de costo

Y grandes mares de cerveza

Y ahora me importa una mierda...

Toda la pista de baloncesto era un enorme 'pogo'. Todos contra todos. Mar y Manu se sonreían con el espectáculo de la gente dándose empujones y codazos. Por un momento se alegraron de no estar allí en medio. Luego se arrepintieron.

Todo termina y aquello también, Mar diría que Pedrojo tenía que haber estado allí; y que, de lejos, habían sido los mejores del festival. Claro que nadie puede decir eso; esto es muy parecido a elegir las bolas de helado en una heladería, hay gustos para todos los sabores que veas, pero si sólo puedes elegir tres, seguro que te arrepentirás de no haber echado la de al lado. Pedrojo diría 'el mejor es el último que veas'.

Sociedad Alcohólica tocaban en uno de los escenarios principales en breve y el recinto se clareó bastante. Ellos esperarían a la siguiente banda B C Bombs de ese escenario, les parecía más interesante, por desconocida para ellos. Empezaría en quince minutos.

Entonces alguien tocó el hombro de Mar.

- Oye, ¿tenéis 'speed'? - preguntaba el veinteañero con camiseta blanca y pantalón de Mango.

Mar lo miró de arriba abajo.

- ¿Tú que crees? - contestaba Mar.

- No sé... y ¿sabéis quien vende? - dijo sin cortarse.

- A ver, de verdad que vas preguntándole a la gente, sin conocerla de nada, sin haber contactado a través de un amigo, sin coger confianza antes, sin 'ná' de 'ná'... es que... ni un policía es tan tonto, hijo.

No supo replicar, lo vio claro y no tenía defensa... solo acertó a decir 'vale, gracias' mientras se daba la vuelta y se dirigía hacia sus amigos negando con la cabeza.

- ¡Hey! - llamó Mar

El muchacho se volvió

- Espera - le medio gritaba mientras bajaba los escalones de la mini-grada.

Del saquito de cuero que le colgaba del cuello sacó una bolsita blanca.

- Toma, esto me sobró de ayer, hoy paso.

- ¡Gracias tía!... oye... no se me olvidará tu consejo - agradecía sonriente.

- Más te vale.

Mar volvía hacia las gradas y comprobó cómo Manu la miraba con una sonrisa en la boca.

- Manu... de verdad... un policía no es tan tonto.

Y los dos se reían a carcajadas.

BC Bombs tocó ante un auditorio mermado por los conciertos del campo de futbol. Y lo dieron todo, el guitarrista era sencillamente mágico y el cantante, un punk-rocker de verdad. Lástima que sólo lo pudieran disfrutar unos pocos, la pareja recordaba a Pedrojo insistiendo: 'lo mejor en el escenario pequeño; allí es donde ponen las bandas nuevas o menos trilladas en grandes eventos; ante un festival así lo dan todo, y el punk, el rock en general, es una actitud. Y allí es donde se ven las venas hinchadas en el cuello del cantante y sangre en los dedos de los guitarristas. Algún que otro batería se ha roto la mano tocando, por el hecho de actuar en un festival soñado por él; los ´77 en el Serie Z, creo recordar, el baterista se rompió la mano tocando y siguió con la mano rota. Salió de allí escayolado.' Se lo contaba por enésima vez mientras salían del sombrajo para el recinto.

Tras la agradable sorpresa de BC Bombs bajaron hacia el campo de futbol, de un lado a otro había un pequeño desnivel que ni se notaba. La carretera bajaba suavemente y sólo había que dejarse ir.

Los dos disfrutaban juntos de cada minuto, comieron sentados en el césped, pizza y otro calimocho. Inexplicablemente hacía fresco, el césped ayudaba. Por lo que las carantoñas se dejaron para otro momento y decidieron dar una vuelta por los tenderetes. Todo el lateral derecho del campo era una tienda continua. El producto estrella: las camisetas. Expuestas por cientos. Con todo tipo de reclamas de izquierdas y anarquistas, grupos de música y frases ingeniosas.

Manu la vio y rebusco en su bolsillo diez euros, Mar miraba chapas; compró la talla más pequeña, el punki de cresta perfecta que le atendió, le regaló una chapa de Escuela de Odio, que Manu pensó en regalar a Pablo. Sigilosamente se puso detrás de Mar y al darse ésta la vuelta vio su regalo extendido; una camiseta de Eskorbuto, del Impuesto Revolucionario, la de las caricaturas de los tres miembros del grupo.

- Toma 'eskorbutina' - decía Manu - un regalo.

Mar se emocionó, y le regañó: 'Tío, que son diez euros'... por decirle algo.

- Sí... y te acordarás de mí cada vez que te la pongas.

- Si no te voy a olvidar nunca.... - le dijo dándole un cálido y amoroso beso en la boca.

- Pedrojo tiene una igual, hecha polvo - contaba Mar - gracias Manu.

- Ya la he visto, se le cae a pedazos.

No querían más conciertos, Manu no estaba acostumbrado a tanta 'guerra' y estaba cansado. Eran la una de la mañana y acordaron regresar a las tiendas.

Al salir del recinto, de nuevo la guardia civil estaba formada y equipada con material antidisturbios. Mar los miraba y se lamentaba a Manu:

- Éste es el último.

- ¿Qué?

- Que esto no lo he visto nunca, Manu, pero míralos... la cara de odio que gastan. Capullos... si aquí están sus hijos - se encendía Mar.

- Déjalos - le dijo temiendo lo peor.

Pero era tarde, pasaban justo por delante de la formación, con un gesto de hablar por el móvil, a voz en grito, cómo si su amiga imaginaría estuviera en Lugo y no al aparato:

- ¡Que sí, tronka,... que al final era hijo de un guardia civil... que no... que me lo dijo después... el cabronazo... claro que me lo tiré... la polla más pequeña que he visto nunca!... ¡Joder... pues claro que me dieron arcadas!

Manu estaba pálido. Observaba como alguno de los guardias civiles apretaba la porra. No se moverían. Mar salía sonriente por la gran puerta dejándolos atrás y Manu corría detrás de ella. Detrás se escuchaban vítores y aplausos de los que coincidieron con ellos en la salida.

- ¿Estás loca?

- Es una broma..., además los perros no se mueven si no se lo ordena el amo. Y si el jefe está allí, no le merezco la pena. Y me da igual... que se jodan...

Manu se enorgullecía de estar con Mar, estaba enamorado de ella y no se atrevía a decirle que la quería, lo había intentado una vez y lo paró en seco. La personalidad de la chica era atrayente. No había muchas como ella; independiente y por lo visto 'con dos ovarios'.

Llegarían al campamento sobre las dos de la mañana, aquello era una fiesta; la 'punkoneta' escupía a Andanada 7 y en el mini recinto se contaba hasta veinticinco personas. En medio, la larga figura de Pablo se tambaleaba mientras hablaba con una de las chicas que lo vio tocar.

- El muy...el que no podía más... - decía sonriente Manu al verlo.

Todos bebían y hablaban entre ellos. En grupos o por parejas, sentados y de pie, allí no cabía nadie más; era una auténtica fiesta. Pedrojo, sentado siempre en el escalón de su furgoneta, no paraba de hablar a un grupo de cuatro que se sentaban delante suyo; en su conversación se informaba, valoraba el conocimiento musical de su oponente y luego lo corregía, casi siempre había que corregir, todos agradecían su información; en ello estaba cuando Mar y Manu llegaron.

- A ver ¿Dónde nació el punk? - preguntaba a los chicos que se sentaban allí.

- En Inglaterra... en Londres ¿no? - respondían dos de ellos a unísono.

- En Nueva York - callaba pacientemente Pedrojo - y no tenía nada que ver con la política; 'pa' que os vayáis culturizando... a vista de pájaro: 'punk' era como llamaban a los nuevos presos en las cárceles de Estados Unidos, así se referían a ese que iba a ser designado la novia de alguien, a ese a quien le iban a dar por culo, y se puede traducir por 'escoria' o 'basura'. Fuera de la cárcel era un joven inútil e incorregible. Un fanzine, para promocionarse, pegaba carteles por sus calles que sólo ponía 'Punk is Coming', 'Ya viene el Punk', es la primera vez que se usaba la palabra 'punk'. Era el nombre de la revista de Legs McNeil y John Holmstrom. Y nacía para contemplar la escena artística y musical de finales de los sesenta, principios de los setenta, en esa ciudad; por aquella época, efervescente e innovadora. Hablamos de Andy Warhol y la Velvet Underground, de Lou Reed, de Iggy Pop y los Stooges, los New York Dolls de Johnny Thunders, de Richard Hell y su 'Blank Generation', con Television primero y luego con los Voidoids, hablamos de los Dead Boys y Patti Smith; del CBGB, hablamos de los Ramones, de mucho Ramones, hablamos de la heroína, de mucha heroína... la generación vacía. Dee Dee Ramone era gigolo de esquina, un chapero. Sabéis que Malcom McLaren era el productor de los New York Dolls, se empapó de este espíritu combativo contra lo establecido, rebeldía armada con cultura, el Punk era lo gamberro, lo desagradable, lo irónico y lo divertido; McLaren era inglés y un espabilado de izquierdas, hizo que los Dolls tocaran, todos vestidos de rojo, con una gran bandera comunista detrás, con su hoz y su martillo; eso no funcionaba con los yanquis, los Dolls no eran políticos, el Punk no iba de eso, en absoluto. El único de la escena que contemplaba esa posibilidad en 'yankilandia' era MC5.

Los cuatro escuchaban mientras bebían y fumaban, ajenos a la fiesta que se estaba celebrando a sus espaldas. Alguno intentaba contar los aros plateados que colgaban del rostro de su interlocutor. Manu y Mar también lo escuchaban en la sombra, Mar se paró a conciencia para ello. A Manu le sorprendió lo bien que Pedrojo pronunciaba los nombres ingleses. Éste proseguía, casi sin respirar.

- Y ¿por qué nos paramos en este individuo? - preguntaba como solemne profesor, parecía Jesús hablándoles a los discípulos, y en las cabezas de los escuchantes el mismo pensamiento 'cualquiera te para a ti' - porque en paralelo con el desembarco de esta ola en Inglaterra, los Ramones y demás, a mediados de los setenta, creó a los Sex Pistols; con la clara influencia de los New York Dolls y de Richard Hell, aglutinó a los Pistols. Incluso pensaba en Richard para incluirlo en la banda pero no era compatible; el señor Hell era de la primera generación del Punk y él estaba creando la segunda. La que se expandiría como un gas venenoso.

No paraba de hablar y ya eran siete personas los que escuchaban.

- Fijaros en la influencia de los americanos, McLaren les pidió a los Sex Pistols una versión del 'Blank Generation' de Hell y les salió 'Pretty Vacant'... y que su primera canción era 'I Wanna Be Your Dog' de Iggy Pop y The Stooges, para muchos la mejor canción punk de la historia y es una canción de amor. Las punkis americanas, que venían de gira con estos grupos, eran detenidas por enseñar las tetas delante del palacio de la reina madre.

Paró para beber, miraba a los que lo escuchaban y se daba cuenta de que estaban pendientes a él; la mayor parte del tiempo hablaba mirando al suelo.

- Y la política entró en el punk... y por su evolución es la rama más mayoritaria. En el Reino Unido se entiende como lucha de clases, los Pistols arremeten contra la monarquía, luego los Exploited y la policía... y rienda suelta. Y Malcom McLaren escucha como la gente cree que el Punk nació en Londres. Hoy la primera generación se ve plasmada en el Garaje, aquí pervive la idea primogénita, lo que se conoce como Garaje muy bien se podría etiquetar de 'protopunk'.

En Inglaterra se cocinan las distintas concepciones, se mezcla con el 'ska' de los inmigrantes jamaicanos, Paul Simonon de los Clash no paraba de escuchar reggae. El movimiento obrero de izquierda, los skinhead, se refugia en el Oí!. 'Do it yourself', No Future, Fuck the System... y después el 'After Punk', 'Horror Punk y punk 'pa' 'tó', 'pa' el Hardcore y el TrashMetal. Y a la mierda las grandes bandas de virtuosismo instrumental; se ven arrolladas por las tres notas y gente que no sabían apenas nada de música pero que lo suplían con actitud y ganas de decir algo incorrecto. El Rock'n'Roll evolucionaba.

Lo dijo del tirón y a una velocidad endiablada, nadie se atrevía a interrumpir y córtale la carrerilla que llevaba. Aunque si lo hacía, sería obligado a callar hasta el final, hasta cuando a Pedrojo le parecía que había quedado claro lo que quería decir. Mar lo miraba y sonreía cariñosamente, había escuchado esa historia mil veces. 'ahora le dirá el libro' pensaba Mar.

- Pillaros 'Por favor, Mátame', es un libro, para mí es la biblia del punk. Y es el lema de la primera camiseta punk. Imaginaros, creo que era el cantante de los Television de Richard Hell, me cago en 'tó'... que no me acuerdo del nombre... bueno,... Lloyd, Richard también; que le dijo a éste que se la pusiera y lo hizo; incluía una diana pintada y la frase 'Please, Kill me'. Unos fans llegaron, bastante colocados, y le preguntaron que si era lo que quería, que lo harían... el colega se quitó la camiseta al momento y no se la volvió a poner. Es curioso, hace años me hice una, 'por favor, mátame' aquí en el pecho, iba a todos los lados con ella y no sabéis la de gente que se me ofreció para hacerlo, sobre todo pijos fachas de mierda, les cabrea que te dé igual una cosa como esa; pero saben que si te da igual lo peor que te pueda pasar, eres peligroso, mirad a los islamistas estrellándose con aviones.

Ahora eso sí, a los dos lados del Atlántico la heroína era la misma. A puñados y sin control, el punk americano asomaba su cabeza del coño de la heroína y ésta los degolló a todos, o a casi todos, porque mi 'amigo' James sigue ahí el hijo puta, Iggy se entiende. Todos eran unos 'yonkis' de flipar salvo rara excepción.

- ¿Tú eres peligroso? - preguntaba bromeando uno de los acoplados.

- Yo soy una mierda. La vida es una mierda. Si lo primero que hacemos al nacer es empezar a morir y dios no existe. Habrá mierda igual.

- Una, grande y pestosa - saludaba Mar.

Entonces Pedrojo se percató de la presencia de la pareja. Intentó levantarse pero no pudo. Todos saludaron a los recién llegados.

- ¿Qué pasa, par de ellos? ¿Cómo ha estado la cosa?

- Arpaviejas son la polla - decía Manu.

- Ponlos - pedía Mar - y ponme una raya que vengo negra.

- Eso está hecho - decía mientras pasaba dentro de la 'punkoneta'.

Así lo hizo mientras Manu explicaba su 'actuación' ante los guardias civiles.

- ¡Esa es mi niña!, eso es un 'porfavormátame' en toda regla - gritaba Pedrojo desde el interior de la furgoneta, salió de ésta y la abrazó besándole las mejillas, luego le dio un pequeño rulo de papel.

Los allí acoplados se levantaron más sabios, agradeciéndoselo se mezclaron con los presentes. A pesar de ser casi las dos de la mañana, por allí no paraba de pasar gente, de un lado a otro, buscando y encontrando.

Pedrojo volvió a su lugar en el escalón de su casa, Mar y Manu se acoplaron dónde estaban los chavales oyentes. De pronto alguien se echó encima de Manu por la espalda. Era Pablo con el mayor 'colocón' de su vida. Al oído y por detrás, con mucha dificultad le decía:

- He 'ligao'.... hoy ffffollo - balbuceaba antes de darle un beso en la cara a Manu.

- Ni de coña, acuéstate ya... que ya te vale.

- Tirititi tirititi... - Pablo ni se enteraba de lo que le decían.

Se fue para el centro de la fiesta, volvió con la chica gótica espectacular con la que estaba, aunque de primeras se equivocó y se enganchó a otra que vestía muy parecido. Toda de negro.

Los dos contaban a su amigo Pedrojo las vicisitudes de la noche, ajenos a la fiesta que ocurría a sus espaldas, se alegró de la experiencia con BC Bombs y tuvieron que soportar un 'ya os lo dije, el escenario pequeño lo mejor'

De pronto Pedrojo calló, miraba hacia la tienda de Pablo que se veía desde allí, les hizo señas a Manu y Mar. Éste entraba en ella acompañado por la chica con la que estaba. La cremallera de la tienda se cerró... para volverse abrir a los veinte segundos, la chica salía de ella con cara malhumorada.

Los tres arrancaron a reír a la vez. La chica se percató de ello y les dijo con una sonrisa:

- El cabrón... se ha quedado dormido.

- Si te apuras llegas a ver algo de La Santísima Trinidad Del Afterpunk, a los Carniceros del Norte - le dijo Mar.

- No he podido entrar. - dijo tristemente.

- Toma - Mar se quitó fácilmente la pulsera de Pablo y se la dio.

La chica volaba calle arriba con un pequeño trote. Iba pensando: 'mucho mejor que el polvo'.

De pronto, aquello se vació; todos a una se fueron para la 'rave', el eterno sonido de fondo. 'Greñas' y Rufo irían con una nevera de playa atada al esqueleto de un ex-carrito de la compra y llena de latas de cervezas medio enterradas en hielo, las venderían a un euro. Tania y Lula tiraron de Mar, que no opuso resistencia alguna; Manu no podía más, la tienda de campaña era su objetivo. Pedrojo, quitaría la música, abriría una cerveza fría y sentado en su escalón negó con la cabeza. Un silencio no habitual se hizo en la plaza-campamento, a lo lejos se escuchaban los graves de la fiesta punki más allá de los aparcamientos. Manu y Pedrojo estaban solos y en un agradable silencio.

- ¿Cómo va la cosa? - preguntaba Pedrojo.

- ¿Cuál?

- Mar, 'picha'... estamos de fiesta.

- Tío, ¿te lo digo de novela?

- Prueba.

- Estoy profundamente enamorado de ella, y sin embargo se me atraganta su entrecortada indiferencia.

- Está asustada.

- ¿Qué?

- 'Killo', para mí que está colada por ti, pero ella es Mar, única e independiente... lo coges o te lo pinto.

Manu no respondió, sólo sonrió; entendía a la perfección que su enemigo era él mismo.

- ¿Una birra? - ofrecía el incombustible punki.

- Noooo... a dormir que voy y gracias...

- No hay de qué, y te corto los huevos si repites alguna de mis palabras a Mar.

- Si no fuera porque te creo....

- Tira ya, anda.

Los dos reían mientras Manu entraba en su tienda de campaña. Pedrojo anuló la luz de gas. Se inundó de oscuridad, nadie pasaba, la tranquilidad era la máxima que se pudiera encontrar allí. Pedrojo, solo, escupía al suelo y bebía. Repasaba su vida, siempre que se encontraba así, con unos pocos de días sin noches y de 'speed' como alimento, repasaba su vida; su infancia tan distinta, las drogas, la cárcel, la celda de la soledad, el resto de la gente. Los favores y las traiciones. Se mandaba a la mierda y se daba cuenta de que ya estaba en ella. Se sonreía, tenía su contrapunto, era lo más libre posible dentro de la jaula llamada libertad que el ser humano se había construido. Su mente, y sería por el 'speed', entraba en barrena: '¿la libertad de quién?, en una sociedad donde las falsas necesidades de unos son cadenas reales de otros; ¿qué libertad hay cuando el hambre tiene que saltar vallas con alambre de espino?, ¿qué libertad hay cuando la religión aniquila la razón?, ¿qué libertad tiene el pobre que anda por el camino que le traza el rico?; ¿qué libertad tiene el individuo que es rechazado sólo por haber nacido al otro lado?. El ser humano debería mirarse a los ojos en un espejo y asumir el bicho que sigue siendo'.

Con el mechero dibujaba en la tierra una A encerrada en un círculo. Mirándola se preguntaba 'para cuando la solidaridad infinita, para cuando la anarquía'.