La Fábrika de Utopías - Capítulo 22
Mar se alegraba de que Manu estuviera allí, así se le hacía más llevadera la espera del día D, casualmente concordante con 'desalojo'. Con él se quedaron quince personas más, intercambiaban impresiones y experiencias, partidarios de la resistencia pasiva, se encadenarían a las máquinas de la planta baja; las había enormes y de muy difícil acceso. Prepararon una enorme pancarta contra el desalojo que colgarían en el exterior; en definitiva Mar y Manu se dedicarían a los preparativos para la lucha pasiva y a empaquetar las cosas más querida y necesarias; si los echaban el primer día, que era lo más probable, irían a otra casa okupa de la capital.
Amaneció el miércoles y Pedrojo no había aparecido por ningún lado, no habían tenido noticia alguna de su paradero; hasta ahora, alguna que otra vez mandaba un correo para saludar a Mar; hoy, en la situación en la que estaban y nada de nada. A Mar, esto le causaba pena, se sentía defraudada, Pedrojo los había abandonado, nunca hubiera esperado ese comportamiento de su fiel amigo. Durante esos días, había estado consultando su correo por el móvil de uno de los refuerzos, el martes por la noche al comprobar que no tenía ningún mensaje de Pedrojo, le brotaron dos lágrimas. El día del desalojo más lo sentía. Los que sí llegaron ese día fueron Lula y Rufo, lo comentaban con Mar y Manu.
- En nuestra situación es inconcebible que no esté aquí - decía Mar con lágrimas en los ojos - ésta también es su casa.
- Verás como aparece - animaba Lula.
- No sé Mar, será la edad - intentaba excusar Manu - tiene ¿Cuántos? Cincuenta y tantos largos ¿no?, está cansado, tú misma me lo dijiste, lo mismo ha sido un palo tan fuerte para él, que no le quedan ganas de luchar; ¿sabes que Pedrojo lo manda todo a la mierda muy fácilmente?
- Pero a nosotros... que no, que no se tira la toalla cuando te enfila la policía, eso no lo hace Pedrojo. Le ha pasado algo seguro. Se ha metido en líos y...
Callaron, Mar estaba muy dolida, quería a Pedrojo como a un padre; lo quería como a tal. No soportaría la traición de un segundo. Era demasiado fuerte para ella; como si con el primero, le hubieran clavado un saca-corcho en el corazón, y el segundo, en lugar de sacarlo, lo retuerce hacia dentro.
A primerísima hora llegaron Raúl y sus amigos, saludaron y después de una pequeña charla acordaron de subirse ya a los tejados, prepararían los arneses para colgarse. No apareció nadie más, así que eran una treintena los que esperarían acontecimientos.
Esperaron durante dos horas cuando vieron aparecer dos coches de policía y uno civil, el del secretario judicial. Se decidió que fuera Mar la que hablara, los demás quedarían en el interior de la nave bajo llave.
Iba con la idea de decirles que no se iban, que los tendrían que echar a la fuerza y que su resistencia iba a ser pasiva; pero el representante de la Administración no la dejó hablar.
- Señorita, espere un momento, debemos esperar pues hay cambios en la instrucción.
Eso descolocó a Mar, en ese momento, a lo lejos, aparecieron dos enormes limusinas negras, con brillantes embellecedores plateados, lunas tintadas y matrículas extranjeras. La muchacha las veía aproximarse hasta posicionarse en V delante suya. De ellas bajaron cuatro hombres con trajes negros, corbatas negras sobre blancas camisas, engominados, zapatos relucientes, también negros.
Mar pensó que eran representantes del fondo de inversión extranjero. Dos de ellos portaban maletines de cuero negro brillante. Uno se adelantó con rictus serio, quitándose las gafas descubría unos ojos fríos de pez. Abrió el maletín y sacó unos folios.
- Buenos días señorrrita - dijo educadamente con un fuerte acento alemán.
- Hola - gruñó Mar.
- ¿Es usted María del Mar Zambrano Crespo?
- Sí.
- ¿Podrrría identificarrse?
- No.
El hombre sacó un enorme móvil de su chaqueta, tras unos segundos comparaba una foto que se reflejaba en la pantalla con ella.
- ¡¿Tienen una foto mía?!
- Estábamos avisados, antes de nada debe usted leerr esto sola, tómese su tiempo - decía alargando los papeles.
Mar recogió los folios que le ofrecía, se preguntaba de qué iba aquello; al leer las primeras palabras sintió la necesidad de sentarse, sabía que no había donde sentarse y se sentó en el suelo allí mismo donde estaba parada de pie. Los hombres de negro se retiraron junto a sus limusinas. Los de dentro esperaban pacientemente. Los del tejado miraban con curiosidad los acontecimientos, no oían nada, colgados se miraban entre ellos con interrogantes. Veían como Mar leía.
'Mar, perdóname por no haber estado contigo en estos momentos, pero no había otra salida, créeme. Vamos al grano, esto es lo que hay y parece de locos.
El cuento del niño rico no era un cuento, mi nombre es Peter y mi madre me llamaba 'Pit', todo el cuento es verdad y tengo las pruebas que incriminan a mi viejo y mi padrino en su muerte.
Si firmas los papeles que estos señores te van a dar, imagino que serán hombres con pintas de mafiosos, mañana la 'Fábrica' pasará a ser tuya y estarás manejando mil millones de euros mediante una fundación a la que tú pondrás nombre. De hecho, sólo tú serás la administradora de la misma. Esto va en serio, mira quien te está dando esta carta.'
Mar paró de leer y miró a los hombres de negro, exactos a los de la película, pero estos no cazaban extraterrestres. Cazaban terrestres. No se podía creer lo que leía pero tampoco a esos individuos y esos coches. La verdad es que sí parecía de locos. Lo era.
'Todo tiene sus condiciones, ellos saben las suyas. Tú debes saber las tuyas. No se lo dirás a nadie, todo pasa por un rico mecenas alemán que os ha apoyado, de joven había pertenecido a una casa okupa en Berlín que cerraron y al enterarse de la vuestra, decidió apoyaros comprando la nave y dejándola en uso; dirás que incluso pagará reformas para que la reflotéis. La otra parte es una tumba te lo aseguro, el secreto es su profesión. Tú no debes dar ninguna pista de por qué tienes dinero. Tú no tienes nada, no debes relacionarme nunca con él; es la herencia de mi madre.
Comprenderás por qué no estoy contigo. No quiero saber nada de ese dinero. No lo he querido nunca y nunca lo querré. Si firmas el papel pasará a ser tuyo; pasarás a ser rica, muy rica; insultantemente rica, nadie en su sano juicio creería que tanto dinero podría ser tuyo, pero puede serlo.
Ten cuidado, el dinero envilece al hombre, cambia a las personas, no te doy un regalo, te doy lo peor del ser humano. No está en mi mano decidir, pero si doy este paso, que jamás me habría planteado, es por ti. Porque creo que eres capaz de soportar ese peso y no envilecerte. Porque podrás realizar tu sueño y no ser egoísta; porque sé que lo emplearas para ayudar a los demás. No saques provecho de él y todo te irá bien. Saca beneficios y serás uno de ellos. Piensa bien si firmas que la tentación es muy grande y el precio que pagarás será el de tus ideales. Imagina que eres su distribuidora, que no es tuyo.
Si mil millones te parecen una locura, has de saber que todos los años y durante los veinte próximos, recibirás doscientos millones más en la fundación, a modo de renta vitalicia. Asusta verdad. Si quieres no firmes. Pero piensa en lo que pasaría y lo que puede pasar.
Pero es que aún hay más, pequeña, el dinero no es tu poder más grande, son los abogados de mi padre; podrás contactar con ellos. Los abogados no te van a hacer preguntas, ni te van a aconsejar en nada, se limitarán a seguir tus órdenes, a denunciar y defender la causa que quieras. Tienes a tu disposición a los mejores en cada país, hazlos luchar por los derechos humanos en cada uno de ellos. Ya que puedes, utiliza la maquinaria del capitalismo para luchar contra él. Quizás sea la única manera de vencerlo.
Te hago hincapié en esto, son una legión y son los mejores; no perderás, puesto que los rivales serán peores, seguro. Ordena investigar las condiciones laborales similares a la esclavitud en Bangladesh, si quieres y lo denuncias. Defiende al medioambiente, litiga con las petroleras. Para los desahucios que quieras. Te lo digo para que te hagas una idea de su poder. No te preocupes por la minuta, la pagará el señor Bowers.
Te instalaran un equipo informático para que puedas comunicarte con ellos. Todo lo que les ordenes lo recibirán como orden de la fundación. Tu nombre se oculta en los papeles que vas a firmar, pocas personas sabrán quien está detrás de la fundación; guardarás una copia bajo llave.
Te repito que tengas cuidado, el poder corrompe, no sé si firmarás o no, me enteraré de alguna manera. Si no lo haces, no me interesa lo que pase con el dinero. Si lo haces, seguro que veo algo en algún periódico que me lo haga ver.
La parte chunga de esto es que no nos vamos a ver más. La idea de dejarlo todo atrás me rondaba la cabeza hace tiempo, el desalojo ha precipitado las cosas y de una manera que yo no esperaba. Nunca iba a reclamar ese dinero. Pero esto va a hacer que mi separación de ti sea definitiva. Es lo que más me duele, no volverte a ver más, porque sería contactar con el dinero, con el fruto del asesinato de mi madre. Pero que esto no te frene de tu sueño, eres joven y aún puedes realizarlos, yo no tengo sueños, a decir verdad sólo uno y es que cumplas tú el tuyo. De todas formas me ibas a ver pocas veces, estoy pensando en irme al extranjero, firmes o no.
Bueno, estas cosas se acaban con un beso y un 'te quiero'.
Aquello dejó consternada a Mar, que sentada en el suelo y con la cabeza entre las piernas empezó a llorar. Pensaba enfadada '¡puto cabrón!, ¡cómo que no voy a verte nunca más!, te quiero... mierda, ¡no quiero tu dinero, te quiero a ti!'.
Se levantó dispuesta a devolverles los papeles a aquellos hombres y decirles que no firmaba, cuando se fijó en Raúl y sus amigos del grupo colgados de la pared, hacían señas de victoria animándola. Después miró a la fábrica y los vio grabando allí su disco. La imagen de un sueño se hizo real. Tras unos segundos se dirigió a las limusinas.
- ¿Dónde hay que firmar?
- Sígame, por favor.
Con exquisitos modales la invitó a pasar al interior de una de las limusinas, se sentó en un enorme asiento de cuero negro, hundiéndose un poco sólo. De repente se vio envuelta de mil lucecitas, el enorme coche había sido modificado y mostraba numeroso equipo informático.
- ¿Quiere usted algo 'frrresco' de beber? - decía el alemán.
- Una cerveza - pedía Mar, lo que estaba viviendo lo tenía que echar para abajo como fuera. La cerveza le ayudaría a tragar.
- Con alcohol o sin.
- Con.
Uno de ellos se sentó a un teclado que salió de un mueble al apretar un botoncito, frente a una pantalla. El otro se sentó en el mismo sillón a una distancia prudente.
- En primer lugar, debe indicarnos el nombre de la fundación.
Por un instante, Mar se quedó en blanco, recordó a Pedrojo y respondió:
- La Fábrika de Utopías. Fábrica con 'k'.
- ¿Es éste su DNI?
- Sí... ¿cómo coño...? - calló pues se dio cuenta de donde estaba metida.
Al momento, una de las ranuras de los muebles empezó a escupir folios. En total treinta copias de distintos documentos. Éstas fueron intercaladas entre las carpetas que contenían los dos maletines. En unos minutos le decían.
- Puede usted empezar a firmar aquí.
Ahora le vino a la mente la carta de Pedrojo; la posibilidad de ser algo así como un Don Quijote a lo bestia, denunciar y perseguir la violencia de género, los abusos de depravación machista..., por otro lado, el resto de su vida... pensó 'siempre podré decir que no'.
Empezó a firmar, lo hizo una veintena de veces; muchas de ellas al lado de la que ponía ser de Pedro Joseph Bowers Álvarez.
- Recuerrde que un mecenas alemán ha comprado la propiedad y les financia el alquiler. En base a eso deberá usted explicarrse. En breve recibirá un mensajero con sus cuentas bancarrias, tarjetas, chequeras e instrucciones de cómo manejarlas por internet. Así mismo recibirá las claves para comunicarse con nosotros en los términos establecidos.
También recibirá portátiles y 'tablets' prre-configuradas para el acceso al control de la fundación y la comunicación directa con el equipo asignado a ésta.
Lo primero será la instalación de cobertura wi-fi en todo el inmueble si lo desea... ¿seguirrá usted viviendo aquí?
La tentación se hizo patente en ese momento y no había hecho más que hablar dos veces y no mucho; seguro que si quería, podría irse a un 'cinco estrellas' sin bajarse del coche.
- Claro.
- Entonces mañana tendrá cobertura de red indefinida, no se prreocupe por ella si prretende reformar el edificio.
- Descuide - dijo Mar, que empezaba a ver el dinero y le daba la risa - aquí la luz está enganchada... ya que estamos... ¿podrían hacer algo al respecto?
- No se preocupe, nos encarrgaremos de todo eso.
- No me preocupo, pues...
- Bueno, entonces por nuestra parrte, nada más. ¿Desea alguna cosa?, ¿alguna duda?, en breve recibirá el equipo informático y podrá consultarnos todo lo que desee.
- Pues entonces vamos a dejarlo, mis amigos esperan noticias... espere, un momento, ¿Dónde está Pedrojo?
- ¿Quién?
- Nadie, déjelo... Una copia de eso es mía ¿no?
- Sí, tenga - dijo mientras le alargaba una carpeta de cuero cerrada con una cremallera - ¿quiere usted un maletín?
- No... pfff... deje...pfff... ya me compro yo uno - Mar explotaba en carcajadas, no podía con más presión y se reía como una loca, al momento serenó - perdone... es que esto es mucha tela y lo del... pfff maletín... 'mu' fuerte... - reía más.
- No se prreocupe, nosotros tampoco vemos esto todos los días.
- Le creo - refería Mar -... siempre es al revés ¿no?... la carpeta me la envían mañana con lo que tengan que mandar... si no es molestia.
- Clarro que no, como usted desee - decía su interlocutor impasible ante su comentario - el material le llegará cuando esté usted sola en el inmueble, así le será más fácil justificarse.
Se bajó del coche, el sol la deslumbró, uno de los abogados se dirigió al secretario judicial y le entregó unos papeles; éste hablo con la policía y se fueron. Raúl y sus amigos vitoreaban desde la pared, sólo sabían que la policía se largaba. Le siguieron los dos grandes coches negros.
Mar miró hacia arriba y alzando los brazos gritó
- ¡NOS QUEDAMOS!
Todo eran felicitaciones, abrazos y besos. Todos pedían saber qué había pasado, así que subieron al gran salón. Mar se dirigía a todos.
- Parece ser que un empresario alemán ha comprado la fábrica; de joven perteneció a una casa okupa en Berlín - recitaba la mentira de Pedrojo - se enteró de que el fondo de inversión nos quería echar y mediante una fundación suya ha comprado el inmueble. Lo mejor, en un futuro se destinará a centro cultural abierto. La quieren arreglar y quieren que nosotros la gestionemos. Nos dejan quedarnos y escucharán nuestras ideas; parece ser que la fama de la antigua 'Fábrica' había llegado a oídos de este tío. Quiere algo similar, ya que no pudo ayudar a su antigua casa okupa, lo hará con nosotros. El tío es millonario y yo, qué queréis que os diga, un puto millonario nos financia nuestro sueño y yo estoy cansada de vagar por el mundo; de estar insegura... si no sacamos beneficios no nos convertiremos en uno de ellos, de pronto tenemos a tiro el gran centro embrión de la autogestión que siempre soñé que podía salir de aquí y... lo voy a hacer. - calló mirando al suelo.
Todos quedaron convencidos, Manu, Darío y María saltaban de alegría, Pablo no terminaba de verlo pero no sabía por qué, no veía a Mar exultante de alegría.
- Esto hay que celebrarlo. Ponemos a escote y vamos por cerveza y vino - decía una Mar más bien triste en tono agridulce.
Todos colaboraron y reunieron cien euros. Fueron por cervezas y aquello se pareció a lo del sábado pero con menos gente.
Mar ardía en deseos de decirle a Manu que no se preocupara de la hipoteca pero no podía; debía esperar a los medios necesarios para hacerlo a través de la fundación. No sabía cómo, pero sería lo primero que encargaría.
Alguien había traído una guitarra y Pablo hacia versiones de todos los pelajes. Mar recapacitaba fumándose un porro y viendo a la gente hablar y reír. Se levantó y se dirigió a la enorme cristalera que daba al interior de la fábrica, desde allí se veían las máquinas oxidadas y la grandiosidad del inmueble; de lejos veía a Martini y Bartolo, los dos mastines, jugando a darse zarpazos. Dándole una profunda calada al cigarro artesano, pensaba: 'joder, ayer no tenía donde caerme muerta y hoy soy asquerosamente rica' y recordando a Pedrojo: 'todo pasa en un segundo, incluso la muerte'. Aquello era enorme y era suyo. Veía el escenario principal para que los grupos se dieran a conocer, los locales de ensayo, el estudio de grabación, las salas de exposiciones, ahora, también veía un gran teatro/cine en uno de los otros tres edificios, pondría los medios necesarios para una escuela de actores, directores... de todo lo relacionado con el cine. Su mente no paraba de imaginar cosas. Una gran barra-cafetería frente al escenario principal, desde donde la gente podría ver la puesta en escena de alguien con ganas de enseñar su arte.
De pronto se dio cuenta del trabajo que un proyecto así generaría y todo recaería sobre sus hombros. 'Supongo que eso es lo que pasa cuando un sueño se hace realidad', pensaba. De pronto recordaba el dinero del que disponía y se reía. La financiación era ilimitada para un proyecto así y mucho mayor. 'Será un centro de autogestión, yo sólo me limitaré a poner el material para que todos los usen, el mantenimiento y funcionamiento del día a día será cosa de los usuarios, de la gente...', no podía dejar de darle vueltas. De pronto Manu le echó el brazo por los hombros.
- Cuando Pedrojo se entere va a flipar.
- Sí, a ver si aparece - decía Mar tragando saliva.
- Joder, arreglar esto debe costar más de un millón de euros y eso es un pastón.
- Sí... una pasta - decía débilmente.
- Si yo tuviera ese dinero, lo mandaba todo a la mierda y me perdía.
- O puedes cumplir tus sueños - interpuso Mar, mirando al frente a través del ventanal y dándole una gran calada al porro.