12 - LOS SASTRES


La desesperación tiene sus propias calmas.

(Bram Stoker).

El orondo viejo de la barba blanca, allá en su casita de Laponia, recibió un día una carta con matasellos de Atlanta. Olió a gas y a petróleo cuando la abrió, y la leyó al rato, mientras contemplaba una aurora boreal. Hubo un momento de magno silencio, en el que sólo se pudo sentir el sereno respirar de los nueve renos. Después, con amargura en la boca, como si masticase mierda, se volvió hacia la cohorte de duendecillos que pululaba a su alrededor y les dijo que este año, obviando el tradicional verde esperanza, necesitarían telas rojas para confeccionar su traje.