2 - LUMPEN FUKUSHIMA
Se puede andar con una pistola cargada, se puede andar con una pistola descargada; pero no se puede andar con una pistola que no se sabe si está cargada o descargada.
(Mark Twain).
El camión podría haber transportado cerdos o rosas pero transportaba pobres, fundamentalmente pobres, que iban a limpiar de escoria el reactor. En algún momento del trayecto, en cualquier lugar del vastísimo páramo que atravesaban, con las galvanizadas torres recortadas al fondo y con un cielo que parecía echarse sobre sí una inconmensurable capota de artificiales luminarias, de insanos resplandores, el chófer paró el vehículo, instó al rebaño a que saliera y acto seguido dio raudo la vuelta tal y como si fuese el cochero que abandona en el desfiladero del Borgo a Jonathan Harker. Quedaron esperando en el raso descampado unos cuarenta o cincuenta desgraciados, respirando hondamente aquello, disfrutando tal vez la absoluta falta de Estado.